Ningún gobierno debe apoyar a Vladimir Putin, porque los pobladores de los países no inician guerras ni invaden a otras naciones, sino las cúpulas, que creen tener todas las prerrogativas para hacer y deshacer a sus antojos.
Ningún gobierno del mundo debería honrar la actitud del nuevo zar de Rusia, Vladimir Putin, en sus megalómanas intenciones de destruir el planeta Tierra con sus amenazas de desatar una guerra nuclear como parte de sus retaliaciones contra Occidente por tomar contra ese país medidas diplomáticas, económicas y financieras por haber invadido Ucrania.
Las amenazas son serias y podrían producirse de un momento a otro si las medidas decretadas en su contra causan pérdidas inconmensurables a Rusia y a los intereses del multimillonario comunista, a quien no le interesa un ápice con las vidas de los demás.
Decimos que a ningún gobierno debe apoyarlo, porque los pobladores de los países no inician guerras ni invaden a otras naciones, sino las cúpulas, que creen tener todas las prerrogativas para hacer y deshacer a sus antojos.
Si se crearon las Naciones Unidas al finalizar la Segunda Guerra Mundial para evitar que estalle una nueva conflagración y defender a los países de los abusos de los más poderosos, entonces, ¿cómo se explica que un país, sin provocación alguna, a la buena de Dios, invada a otra porque considera que los nacionales rusos que viven en dos sectores separatistas están sufriendo genocidio de parte de Ucrania?
A la vez, el zar Putin, despótico y autoritario, alega que se dan prácticas nazistas contra sus conciudadanos que ocuparon esas regiones de Ucrania, con el fin de demandar después su independencia.
¿Qué ganarán los países de América Latina y otros de Asia que acuerpan los desatinos de Putin? Creemos que nada ganarán, porque nada quedará para disfrutar después de una conflagración mundial. Así que lo mejor sería desistir de estos aspavientos como si Putin va a dominar el mundo y a ellos les va a ir de maravillas.
Si ocurre un conflicto impredecible, todos o casi nadie quedaría para poblar el desolado planeta y contar lo sucedido. ¿Podría ser esta la victoria de Putin, si es que queda vivo?
Las Naciones Unidas deben abandonar sus planes tibios y poner mano fuerte para detener los ataques a Ucrania y exigirle reparaciones a Rusia por toda la destrucción causada al noble país y por todos los seres humanos que han perdido la vida en defensa de su nación.