El nuevo zar justificó la llamada operación por una petición de los líderes de las regiones rebeldes de Donetsk y Luhansk, en Donbás, dos territorios de Ucrania controlados desde 2014 por grupos separatistas prorrusos.
¿Occidente se quedará con los brazos cruzados frente a la amenaza de Rusia de aniquilar totalmente el mundo con una guerra nuclear? ¿Los gobiernos no se atreverán a manifestarse contra los designios de Putin, a quien no le interesa salvaguardar las vidas de sus compatriotas ni las de los ucranianos?
A pesar de que el Kremlin ha vociferado al mundo que los ataques rusos son contra las instalaciones militares, lo cierto es que han asesinado a muchos civiles ucranianos.
Se ha informado que Rusia trata de incorporar a sus filas a soldados sirios, con lo cual se agravarían los sangrientos ataques. También se ha dicho que Ucrania cuenta con miles de voluntarios internacionales que ya están ubicados en ese país.
Los invasores rusos creen que, en esta guerra, que ellos llaman una operación militar especial, no saldrán perdiendo y que sus pobladores y ciudades no van a sufrir ataques. Probablemente, ahora mismo no los atacarán, pero si se intensifican los ataques es posible que padezcan igual represalia no solo los dirigentes, sino el indefenso pueblo ruso que nada tiene que ver con las decisiones intransigentes de Putin y su camarilla.
El nuevo zar justificó la llamada operación por una petición de los líderes de las regiones rebeldes de Donetsk y Luhansk, en Donbás, dos territorios de Ucrania controlados desde 2014 por grupos separatistas prorrusos y que esta semana fueron reconocidos por el Kremlin como Estados “independientes”. Y el propio Putin afirmó que los Acuerdos de Minsk “ya no existen, luego de que se aprobó el envío de tropas a Ucrania. Los Acuerdos de Minsk prohibían las operaciones ofensivas, los vuelos de aviones de combates sobre la zona de seguridad y la retirada de todos los mercenarios extranjeros de la zona de conflicto.
Es muy fácil enviar a un país cercano sus nacionales, poblarlos y después de varios años exigirles a las autoridades del país adoptado que los independicen. Eso es lo que los residentes rusos de Donbás alegan. Muchos de ellos cuentan con pasaportes de Rusia. Tomemos el ejemplo al azar de que Costa Rica envíe miles de ticos a Chiriquí y después de varios años exijan la independencia de esa región de Panamá. ¿Sería aceptable?
El gobierno ucraniano ha estado suplicándole a Occidente que envíe equipo militar adicional, entre ellos aviones para asegurar el espacio aéreo. Estos aviones no pueden ser proveídos por Estados Unidos, pero pueden ser entregados por Polonia. Pero, según se ha informado, Polonia se ha negado a enviarlos y que tampoco usen sus aeropuertos, porque eso supondría su injerencia en ese conflicto.
Sin embargo, los polacos parecen haber olvidado que en 1939 Rusia los invadió. ¿Y quién no asegura que volverá a pasar lo mismo? Si Polonia no quiere involucrarse en la guerra ruso-ucraniana, que no se lamente después por haber permitido que Rusia domine toda Ucrania, y que después, inexorablemente, caiga sobre ellos la bota del nuevo zar del mundo.
Putin ha violado los derechos humanos y democráticos de los pueblos de Rusia y Ucrania, y está en pos de coronar sus ambiciones con otros países exsoviéticos si los líderes de Occidente se mantienen incólumes en sus oficinas refrigeradas ante el avance de las hordas “putinescas”.