Rusia podría verse abocada a la bancarrota por las sanciones económicas y las restricciones financieras que la comunidad internacional ha impuesto a este país por haber invadido a Ucrania, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y el conflicto puede tener también fuertes consecuencias para la economía global según la directora del Fondo, Kristalina Georgieva.
“La bancarrota de Rusia ya no es un evento improbable”, dijo Georgieva en un encuentro digital con varios medios de comunicación internacionales en el que alertó de que la economía rusa ya se está contrayendo y se aboca a una recesión profunda este mismo año.
Según explicó, la duración de la guerra y de las sanciones, así como la posibilidad de que estas se endurezcan más y afecten a las exportaciones de energía, serán los elementos clave para determinar la magnitud de la recesión.
El FMI también alertó de las fuertes consecuencias para la economía global de la guerra, especialmente para los países vecinos de Rusia y Ucrania pero también para el resto del planeta.
“Pasamos una crisis sin igual con la pandemia. Y ahora nos encontramos en un territorio todavía más inconcebible: guerra en Europa”, dijo Georgieva.
Apuntó tres consecuencias directas del conflicto para la economía global: el aumento de los precios de las materias primas, la reducción de la capacidad adquisitiva global a causa de la inflación y el impacto sobre las condiciones financieras mundiales y la confianza empresarial.
Sobre los vínculos de la institución que preside con Rusia, Georgieva indicó que la oficina del ente en Moscú está cerrada, que el FMI no tiene actualmente ninguna operación en marcha con ese país y que los fondos de reserva de los que Rusia dispone en el organismo son prácticamente inaccesibles precisamente a causa de las sanciones de otros países.
En lo relativo a una hipotética expulsión de Rusia del FMI, la directora gerente explicó que la única vía que contemplan los estatutos de la institución para expulsar a un miembro es la violación de sus obligaciones financieras, algo que los rusos no han hecho hasta la fecha y que por tanto ese es un escenario que el Fondo no contempla.
El FMI celebró este encuentro un día después de que su junta ejecutiva aprobara el desembolso de 1.400 millones de dólares en ayuda de emergencia a Ucrania, y advirtiera de que la guerra provocará una “profunda recesión” en el país.
La cantidad aprobada por el Fondo encaja con la solicitada por el Gobierno ucraniano, y servirá para “mitigar el impacto económico” de la guerra iniciada por Rusia, indicó el FMI el miércoles en un comunicado en el que Georgieva admitía que las necesidades de financiación de Ucrania son “grandes, urgentes” y pueden crecer.
En el caso concreto de Latinoamérica, región con la que Rusia se ha esforzado para estrechar lazos económicos durante los pasados años, el FMI alertó de que la invasión de Ucrania empeorará la situación inflacionaria por la presión que está generando sobre el precio de la energía, además de implicar riesgos para el abastecimiento de la región.
Georgieva recordó que la inflación en muchos países latinoamericanos ya estaba disparada antes de la guerra en Ucrania por su dificultad para recuperarse de la recesión causada por la covid-19.
“Y ahora, encima, viene la presión sobre los precios de la energía por la guerra”, apuntó.
La directora de la institución financiera internacional admitióMI que algunos países latinoamericanos exportadores de alimentos podrían ver la guerra como una oportunidad económica para aumentar sus exportaciones ante la caída de la competencia rusa y ucraniana, pero avisó que incluso para ellos hay riesgos.
La escasez de fertilizantes -de los que Rusia y Bielorrusia son grandes exportadores, mientras que Brasil, por ejemplo, es uno de los mayores importadores- y la interrupción del sistema comercial global pueden constituir dificultades que potencialmente eliminen cualquier beneficio.
Georgieva también se refirió a la situación concreta del Caribe, que sigue esperando una recuperación total del turismo internacional a medida que baja de intensidad la pandemia de covid-19, algo que ahora podría tardar todavía más a causa de la pérdida de poder adquisitivo en todo el mundo por las presiones inflacionarias de la guerra.