Se cree que una revisión del impuesto sobre el combustible podría paliar un poco la angustia que viven los más necesitados. Algunos países ya han tomado medidas para aliviar los bolsillos, por lo menos de los transportistas que tratan de sobrevivir en este mundo tan complicado.
¿Qué acciones tomarán las autoridades para resolver el problema del constante aumento de precios del combustible en el mundo? El Gobierno nacional tendrá que idear una fórmula para evitar que sigan causando trastornos en la economía nacional, sobre todo por la incertidumbre en los precios de los alimentos y todo lo demás.
Hay que impedir que los países continúen cayendo en la desesperación. Solo con el concurso de las mentes más brillantes se podrán concebir arquetipos para la supervivencia de los habitantes terrícolas.
Cuando los transportistas públicos (selectivos y colectivos) se manifiestan públicamente cerrando calles principales en Panamá para que les ofrezcan soluciones, no solo lo conciben para favorecerse ellos, sino para que el resto de los habitantes también aprovechen los logros, si es que las autoridades se conduelen y no les tiran los antimotines, cuyas familias también van a disfrutarlos.
Lo cierto de todo es que en este problema global los habitantes del planeta van a sufrir hambrunas y se empobrecerán más todavía, mientras las grandes petroleras, según la periodista colombiana Patricia Ortiz, siguen ganando cantidades récord de dinero. Según ella, tan solo cinco de estas compañías (Exxon, Mobil, Chevron, Shell, BP y ConocoPhillips) han visto sus mayores ganancias en los últimos años y han generado 78.8 mil millones de dólares en el 2021.
Si esta es la realidad, entonces es hora de que los gobernantes boicoteen a las petroleras que solo piensan en amasar dólares y no les importa con el destino de los pueblos del mundo. Es necesario que se entablen negociaciones con las petroleras para que estas ofrezcan precios razonables para que los países puedan continuar adelante sin tantos altibajos.
Una de las soluciones para tratar de solventar el problema es adquirir autos eléctricos y explorar otras fuentes de energía eléctrica limpias para reemplazar la fósil, que es más cara y está acabando con la humanidad. Solo los que tienen poder adquisitivo podrán comprarse un nuevo carro eléctrico. Los otros tendrán que usar los de diésel o gasolina hasta que se acabe el petróleo o simplemente abandonarlos y tomar el transporte público.
Al final, tendrán que cambiar muchos hábitos de vida e idear formas de ahorrar diariamente en las diferentes compras, empezando con los alimentos. Esto no quiere decir que se deban comprar los alimentos más baratos, pero sí ser más cuidadosos con la calidad de los nutrientes que se consumen y mantener una dieta adecuada y saludable.
En todo caso, se cree que una revisión del impuesto sobre el combustible podría paliar un poco la angustia que viven los más necesitados. Algunos países ya han tomado medidas para aliviar los bolsillos por lo menos de los transportistas que tratan de sobrevivir en este mundo tan complicado.