Pasan semanas y las empresas contratadas para asear las comunidades de la capital no accionan para cumplir con su deber. Mientras tanto, los habitantes de esos lugares, sobre todo los niños, pasan horas respirando el aire fétido que despiden las inmundicias.
Panamá, en pleno siglo XXI, debería ser una ciudad limpia, sana y radiante para los panameños y los turistas que la visitan; sin embargo, se observa en ella por doquier las montañas de basura que tienen alarmadas a los habitantes. Ratas, cucarachas, gusanos, otros insectos y alimañas pululan en ella, y los perros callejeros se alimentan de los desperdicios.
Pasan semanas y las empresas contratadas para asear las comunidades de la capital no accionan para cumplir con su deber. Mientras tanto, los habitantes de esos lugares, sobre todo los niños, pasan horas respirando el aire fétido que despiden las inmundicias y las molestias que ocasionan los bichos.
Este problema no es nuevo en Panamá. Desde que se privatizó la recolección de la basura, ha habido falta de pagos por el servicio, lo cual significa millones de dólares adeudados; y las empresas contratadas y la del Estado no cumplen diariamente con la recolección de la basura.
La privatización de la recolección de basura en Panamá ha sido una de las decisiones más estultas que tomó el Gobierno de la época. Las compañías no parecían tener experiencias ni contar con un plan adecuado para recoger la basura diariamente por los lugares asignados.
No solo en la ciudad capital se observa el problema de la recolección de basura, puesto que, en Colón, La Chorrera, Capira y otros municipios hoy comparten la misma situación y señalan que la deuda de los usuarios es la principal causa del problema.
Sin embargo, al no poder cumplir con los requerimientos, las empresas, de Panamá, San Miguelito, Colón y Panamá Oeste, entre otras, empiezan a echarle la culpa a la deuda, porque, según aducen, esto les imposibilita reparar los camiones compactadores o alquilar algunos para dar un buen servicio.
Pero la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), la institución encargada de velar por que se lleve a cabo la recolección de basura en la ciudad capital, señala que la falta de repuestos para reparar los camiones y no tener la cantidad adecuada de camiones, unos 60, dificulta la tarea.
Bueno, sin el afán de encontrar culpables en este problema, lo cierto es que no se pueden mantener los cerros de basura en perjuicio de la gente, porque sería un crimen imperdonable. Alguien debe tener la decisión final en este problema.
Panamá genera, según las estadísticas, 4,372 toneladas diarias de basura, lo cual se convertirá en un problema que derivará en consecuencias, posiblemente, horrorosas para los lugares afectados.
Al final, todos, las autoridades, las empresas y la población tendrán que poner de su parte para detener posibles enfermedades, algunas, incluso, mortales. Deberán aunar esfuerzos para tratar de devolverles la sanidad y un entorno ambiental favorable que se merecen muchas partes del país.