Después de la rendición de Azovstal, donde la resistencia en la acería de la ciudad de Mariúpol estuvo liderada por esta unidad, nuevos efectivos de Azov se han entrenado esta semana en las afueras de Járkov, situada a escasos 40 kilómetros de Rusia.
Para los ucranianos son héroes, para los rusos una milicia “neonazi”: el Regimiento Azov ocupa un lugar clave en la guerra de la propaganda. Moscú los ha utilizado como ejemplo de sus planes para “desnazificar” Ucrania, mientras que ellos sostienen que los rusos son “los verdaderos nazis”.
Después de la rendición de Azovstal, donde la resistencia en la acería de la ciudad de Mariúpol estuvo liderada por esta unidad, nuevos efectivos de Azov se han entrenado esta semana en las afueras de Járkov, una ciudad situada a escasos 40 kilómetros de Rusia.
El Ejército ruso ha aumentado en los últimos días los ataques contra la que era la segunda mayor ciudad de Ucrania antes de la guerra, con 1,4 millones de habitantes.
Entre los participantes en el entrenamiento está un comandante, que tiene “Gor” como nombre de guerra, y que responde con paciencia y algo de hastío a las preguntas de si la unidad es una milicia “neonazi”, tal como afirma el Kremlin.
“No escucho lo que dice la propaganda rusa, así que me da igual lo que digan. Nuestra ideología es el amor a nuestra patria”, explica a Efe de forma pausada este hombre de 30 años que en su vida civil era propietario de una cafetería.
“Ahora el mundo puede ver quién actúa como un ocupante nazi, quién piensa como un nazi y quién hace cosas de nazis”, añade.
Para “Gor”, la razón de que les definan así es que Rusia es incapaz de aceptar “la independencia y el discurso nacional de otros países” que hasta hace poco estaban a la sombra de Moscú.
UN SÍMBOLO DE RESISTENCIA
El Regimiento de Operaciones Especiales Azov, antes conocido como batallón, se encuentra integrado en la Guardia Nacional y recibe órdenes del mando militar ucraniano. Es una unidad más.
Para muchos ucranianos su resistencia durante más de 80 días en Azovstal ante una fuerza abrumadoramente superior los ha convertido en un símbolo de resistencia. Un David que planta cara a Goliat.
La secesionista República Popular de Donetsk asegura que trabaja con Rusia en la composición de un tribunal para determinar si los combatientes de Azovstal cometieron “crímenes nazis”.
“La gloria tiene siempre dos caras y ese es el precio que pagamos. Esto pasa porque durante ocho años el mundo tuvo los ojos cerrados ante lo que Rusia hacía en Donbás”, sostiene Gor.
Varias decenas de soldados prueban puntería con armas automáticas y lanzagranadas a las afueras de Járkov. Hay varios medios internacionales invitados, a los que se pide no mostrar el rostro de los uniformados. Gor cuando habla a la cámara lo hace con pasamontañas.
Es indudable que hay uniformados de ideas ultranacionalistas, pero los nuevos reclutas son chicos muy jóvenes, casi adolescentes, atraídos por la reputación de la unidad.
El sueño de un grupo de ellos, según cuentan a Efe, es destruir un tanque ruso y Azov es de las unidades con más medios. Ese es el motivo para elegir este regimiento.
También hay algunos perfiles inesperados: uno de los integrantes asegura ser budista, fuma en pipa y lleva un pañuelo en la cabeza, otro porta un tatuaje con el símbolo de la anarquía.
La unidad dejó recientemente de usar como insignia el “Wolfsangel”, utilizado por las SS en la Alemania nazi, y lo ha sustituido por tres espadas alineadas que forman el símbolo estatal ucraniano, el tridente. Es evidente que trata de limpiar su imagen.
ORIGEN ULTRADERECHISTA
El regimiento fue creado en 2014 por miembros de la extrema derecha para luchar contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania. Su nombre proviene del Mar de Azov y la unidad ganó fama por recuperar Mariúpol de las fuerzas prorrusas en junio de 2014.
Entre sus fundadores se cuenta Andriy Biletsky, un ex miembro con ideas racistas de la organización paramilitar Patriota de Ucrania y actual líder del ultraderechista Cuerpo Nacional.
El origen de la unidad está en Járkov y en otras ciudades del este de Ucrania, de mayoría rusófona, lo que también los convierte a ojos de Rusia en traidores.
“Esos fundadores venían de la extrema derecha y trajeron ideas y, sobre todo, símbolos como el “Wolfsangel” o el “Sonnenrad” (empleados por los nazis)”, explica a Efe Andreas Umland, un experto en movimientos radicales del Centro de Estudios de Europa del Este de Estocolmo.
Más tarde, a finales de 2014 los fundadores de Azov dejaron la unidad para probar suerte en la política y el regimiento se integró en las fuerzas regulares y se profesionalizó.
Umland señala que Azov sigue atrayendo a elementos ultranacionalistas, pero eso sucede también en todos los ejércitos europeos, especialmente en las unidades de élite.
“Existe esa especie de afinidad entre las fuerzas armadas y la extrema derecha. Es algo que también sucede en Ucrania. Así que existe esa presencia de la ultraderecha, pero ya no es lo que determina la ideología de la unidad”, sostiene el experto.
Las formaciones políticas ultras que crearon Andriy Biletsky y otros fundadores del regimiento no superaron en 2019 el 2 % de los votos y quedaron fuera del Parlamento ucraniano.