El diálogo para solventar la peor crisis social de Panamá en años, evidenciada en las protestas de junio pasado, cumplió este jueves dos semanas con el logro de haber devuelto la “paz social” al país, pero sin atacar los “problemas de fondo”, dijeron analistas a Efe.
La llamada “mesa única de diálogo”, en la que participan el Gobierno y los gremios, sindicatos y organizaciones sociales impulsoras de las protestas, entró en “la segunda etapa de la primera fase” para abarcar los cuatro temas pendientes de los ocho que integran la agenda, entre esos la rebaja del costo del servicio eléctrico y la corrupción.
En la “primera etapa” del diálogo, facilitado por la Iglesia católica, se consensuaron asuntos como reducir y congelar el precio de 72 productos de la canasta básica, así como el compromiso del Ejecutivo de cumplir en 2024 con la ley vigente que establece destinar el 6 % de Producto Interior Bruto (PIB), lo que será alrededor de 1.200 millones de dólares.
Ya antes de iniciarse el diálogo, el pasado 21 de junio, y en un intento fallido por apaciguar la calle, el Gobierno de Laurentino Cortizo aprobó la reducción y congelación temporal del combustible en 3,25 dólares del galón (3,78 litros), “el precio más bajo de Centroamérica”, como destacó el mandatario, que anunció además un plan de austeridad que reduce un 10 % de gasto.
También se han discutido otros temas de interés, como el precio de los medicamentos – considerados de los más altos y prohibitivos de la región – sin que se llegara a mayores consensos, por lo que la discusión continuará a otro nivel.
Con primeros acuerdos alcanzados las protestas cesaron y las carreteras están despejadas tras casi cuatro semanas con la vía Interamericana -que conecta Panamá con Centroamérica- bloqueada, y los profesores, los primeros en decretar una huelga que se extendió de casi un mes, han regresado a sus puestos de trabajo.
“PAZ SOCIAL” VS LOS “PROBLEMAS DE FONDO”
Hay que “felicitarnos por haber demostrado una vez más que el diálogo es el camino para encontrar soluciones (…) juntos hemos devuelto la paz social”, dijo el miércoles en la noche el monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, al reiniciarse el proceso de negociación tras un receso de varios días.
Los consensos sobre congelación o control de precios de alimentos y combustibles no “solucionan los problemas de fondo” de Panamá y probablemente solo “apaguen el fuego temporalmente”, afirmó a Efe el expresidente del capítulo panameño de Transparencia Internacional (TI) Carlos Barsallo, quien se muestra “escéptico” del diálogo al no poder dar “todos los frutos que se esperan”.
La crisis de junio pasado “probablemente va a repetirse sino se solucionan los problemas de fondo”. En el diálogo no se ha abordado “la falta de la justicia, de la certeza del castigo” en el país, y, según Barsallo, no lo hará al menos de la manera profunda que se requiere.
La impunidad “requiere una investigación objetiva del Ministerio Público y un juzgamiento del Órgano Judicial, y el diálogo, por ahora, no va por ahí”.
Por su parte, el sector privado ha reprochado su ausencia de la discusión – pese a que el monseñor Ullao ha asegurado que serán integrados en una segunda fase – y ha acusado que en la mesa única se desarrolla “un monólogo delirante” que usa mecanismos que traen “escasez y precariedad social”, como lo es el control de precios.
“No podemos aceptar que existan soluciones que se estén dando en un diálogo so pretexto de que va a haber una fase dos”, que es incierta y en la que entraría el sector a hacer no se sabe qué, afirmó el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Rubén Castillo.