Aquí en Panamá a nadie se le ocurre promulgar un proyecto de ley que beneficie a los periodistas o comunicadores sociales egresados de las universidades del país y del extranjero, porque en varias ocasiones lo han intentado, pero siempre han dado al traste.
Los periodistas ecuatorianos tienen, para bien o para mal, un nuevo Proyecto Ley de Comunicación. La nueva legislación es una reforma de la ley que dejó el anterior presidente, Rafael Correa. Muchos periodistas y dueños de medios de comunicación esperaban que el mandatario ecuatoriano actual la vetara totalmente, pero su decisión fue parcial.
La medida del presidente Guillermo Lasso fue salomónica, porque si la vetaba totalmente, según el diario digital Primicias, la Asamblea de Ecuador podría esperar un año y retomar el proyecto de ley anterior y aprobarlo por insistencia, aunque muchas personas están en desacuerdo con la reglamentación del correísmo. Ahora los periodistas y medios ecuatorianos tendrán que aceptar lo que quede de ella.
Al vetar el proyecto, Lasso dijo que su postura es firme: “No reviviremos una ley mordaza que persiga a quien piense y opine diferente a nosotros. Ese fue mi compromiso y lo estoy cumpliendo”. Y por eso, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se ha manifestado a favor del veto presidencial.
Pero, independientemente de esta decisión, la nueva reglamentación protege la profesión periodística al señalar que estas actividades de carácter permanente, en todos los cargos, solo podrán ser desempeñadas por profesionales en periodismo o comunicación, con excepción de las personas que tienen espacios de opinión y profesionales expertos de otras ramas que mantienen programas o columnas especializados.
Aquí en Panamá a nadie se le ocurre promulgar un proyecto de ley que beneficie a los periodistas o comunicadores sociales egresados de las universidades del país y del extranjero, porque en varias ocasiones lo han intentado, pero siempre han dado al traste: Aquí cualquiera ejerce el periodismo, sobre todo los amigos de los dueños de medios y gente allegada al poder sin pasar por las aulas del saber periodístico.
También los periodistas o comunicadores sociales deben pasar, aquí en Panamá, por un tamiz antes de graduarse, para comprobar si son aptos para ejercer la carrera, pues algunos han sido formados por profesores completamente desfasados que han llegado a las facultades por amiguismo.
En este sentido, el estudio “La profesionalización periodística en Ecuador: ¿la experiencia en las calles o el conocimiento?”, señala que el sistema educativo es deficiente (como en Panamá) y el periodista sale de la universidad sin las herramientas intelectuales y metodológicas necesarias, a pesar de su buen olfato periodístico.
Asimismo, afirma que el docente dedicado a la formación de comunicadores no tiene la suficiente experiencia en periodismo. Según el estudio realizado por Alison Catherine Martínez Haro, de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), estos profesores dejaron hace mucho de ejercer la profesión y no se han actualizado.
También señala el proyecto vetado que en las entidades públicas los cargos inherentes a la comunicación social serán desempeñados por comunicadores o periodistas. Si realizamos un sondeo por las instituciones públicas de Panamá, encontraremos personas que ejercen funciones para las cuales no son aptas o tienen años de ejercer sin aportar nada, porque no pueden.