El rey, que en principio no tiene poder político (aunque ejerce influencia), dijo que se dejará guiar por los respectivos Parlamentos y se mostró confiado en que contará con el apoyo y el afecto de la ciudadanía.
Carlos III ha afirmado este sábado que seguirá “el ejemplo” sentado por su madre, Isabel II, en su reinado, en el que se compromete a respetar los principios constitucionales y servir a los ciudadanos con dedicación.
El nuevo monarca hizo esta declaración tras ser proclamado hoy oficialmente sucesor de la soberana, fallecida el jueves a los 96 años, por el ceremonial Consejo de Ascensión en un acto en el palacio londinense de St. James.
Al término de su discurso ante un nutrido grupo de autoridades políticas y sociales, Carlos III también juró garantizar la protección de la Iglesia de Escocia (él es cabeza de la Iglesia Anglicana) y autorizó distribuir su declaración para que sea leída en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, así como en los países de la Commonwealth.
Posteriormente, se sentó a firmar un documento que certifica que ha realizado el juramento, en presencia de la reina consorte, Camila, y el príncipe de Gales, Guillermo.
En su declaración, Carlos III volvió a aludir, como hizo ayer en un mensaje a la nación, al enorme pesar que su familia y todo el país sienten por la muerte de su madre, cuyo reinado no tuvo precedentes en “duración, dedicación y devoción”.
“Es un gran consuelo para mí el pésame expresado por tantos hacia mi hermana y mis hermanos y que todo este afecto y apoyo abrumadores sean extendidos a toda la familia en nuestra pérdida”, afirmó el rey en tono muy formal.
Carlos III dijo ser “profundamente consciente” del legado de Isabel II y de “los deberes y vastas responsabilidades de la soberanía” que ha heredado.
“Al asumir estas responsabilidades, me esforzaré por seguir el ejemplo inspirador que se me ha dado, al defender el gobierno constitucional y buscar la paz, la armonía y la prosperidad de los pueblos de estas islas y de los reinos y territorios de la Commonwealth en todo el mundo”, manifestó.
El rey, que en principio no tiene poder político (aunque ejerce influencia), dijo que se dejará guiar por los respectivos Parlamentos y se mostró confiado en que contará con el apoyo y el afecto de la ciudadanía.
También confirmó que mantendrá la práctica actual de ceder al erario público los ingresos hereditarios, que son usados después para subvencionar a la familia real en su actividad oficial.
“Para llevar a cabo la pesada tarea que se me ha encomendado, a la cual dedico lo que me queda de vida, ruego por la guía y ayuda de Dios todopoderoso”, concluyó.