The Washington Post publicó este martes que los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos acusan a Rusia de haber financiado con 300 millones de dólares a partidos y candidatos de otros países, con el objetivo de influir en su vida política.
Las acusaciones de los servicios secretos de EE.UU. de que Rusia ha financiado con 300 millones de dólares a políticos de otros países está sacudiendo la campaña electoral en Italia: varios líderes han pedido que se aclare “urgentemente la verdad” sobre la implicación de partidos italianos, mientras la derecha se ha apresurado a negar que haya recibido fondos rusos.
“Es extraño que diez días antes de la votación lleguen estas noticias falsas: hay investigaciones abiertas desde hace años, nunca se ha encontrado nada porque no hay nada. Otra cosa es trabajar por la paz y tratar de detener la guerra”, dijo el ultraderechista Matteo Salvini, líder de la Liga, ya investigada por la Justicia italiana sobre si recibió dinero de Moscú.
Salvini, que no ha ocultado en el pasado su admiración por el presidente ruso, Vladimir Putin, amenazó con acudir a los tribunales tras estas nuevas informaciones, al igual que Giorgia Meloni, la líder de los ultras Hermanos de Italia (FdI) y favorita para ser la próxima primera ministra tras los comicios del 25 de septiembre.
“Nuestras formas de financiación son todas verificables. Estoy segura de que FdI no acepta dinero de los extranjeros”, dijo al anunciar una demanda contra el diario Repubblica y el exembajador de EE.UU. Paul Volker, quien afirma en el mismo: “Las simpatías por Rusia de la Liga y Berlusconi eran sabidas, pero ahora el estribillo recurrente es que también FdI ha recibido ayudas”.
También negó cualquier implicación Antonio Tajani, el “número dos” de la conservadora Forza Italia (FI), cuyo líder, Silvio Berlusconi, se consideraba hasta hace unos meses un buen amigo de Putin, e instó a todos a la “transparencia”, una petición que llega asimismo desde los líderes del centroizquierda.
“Pedimos al Gobierno la verdad antes de la votación. Si tiene pruebas, estas deben ser inmediatamente objeto de debate en Italia”, dijo, por su parte, Enrico Letta, secretario general del Partido Demócrata (PD), la principal formación progresista, que también insistió en la necesidad de “transparencia” y en una explicación “urgentemente”.
Letta, que ha denunciado en numerosas ocasiones la injerencia del Kremlin en la campaña electoral italiana, aseguró que es “inquietante el esfuerzo ruso de ensuciar la democracia y a nosotros, que apoyamos la unidad de Europa”, mientras el aún ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, líder de la pequeña formación Empeño Cívico, pidió una comisión de investigación.
El presidente del Comité Parlamentario para la Seguridad de la República (Copasir), Adolfo Urso, ha anunciado una reunión del grupo en las próximas horas con Franco Gabrielli, máxima autoridad del Gobierno sobre seguridad, pero adelantó que “por el momento no existen noticias de Italia se encuentre” entre los países implicados.
La embajada de Rusia en Roma desmintió tajantemente las imputaciones de EE.UU., a cuyo Gobierno acusó, a su vez, de interferir en las elecciones italianas lanzando denuncias sin pruebas a pocos días del voto.
“Estados Unidos intenta una vez más acusar a Rusia de injerencia en los asuntos internos de los países occidentales, especialmente en el proceso electoral. La ausencia de pruebas no es convincente. ¿Y qué sería esto sino un intento descarado de manipular la opinión pública en vísperas de las elecciones?”, escribió en las redes sociales.
The Washington Post publicó este martes que los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos acusan a Rusia de haber financiado con 300 millones de dólares a partidos y candidatos de otros países, con el objetivo de influir en su vida política, citando fuentes anónimas del Gobierno estadounidense.
El rotativo indicó que entre la más de una veintena de países receptores se encontrarían Albania, Montenegro, Madagascar y, “potencialmente”, Ecuador, así como que algunas de las formaciones beneficiadas por los fondos del Kremlin serían partidos de ideología de extrema derecha.