La exposición en el museo Quai Branly pone el foco en las comunidades afroamericanas dedicadas que diseñan, crean y llevan vestimentas inspiradas en los nativos americanos hechos con coloridas plumas, lentejuelas y pedrería, especialmente en el Mardi Gras.
Los llamativos trajes de carnaval de los “indios negros” de Nueva Orleans llegan a París con una exposición que muestra el especial vínculo forjado en esa ciudad entre los esclavos africanos y los nativos, que generó una cultura muy peculiar.
La exposición en el museo Quai Branly pone el foco en las comunidades afroamericanas dedicadas que diseñan, crean y llevan vestimentas inspiradas en los nativos americanos hechos con coloridas plumas, lentejuelas y pedrería, especialmente en el Mardi Gras.
La exposición de “Los indios negros de Nueva Orleans”, presentada este lunes y que estará abierta hasta el 15 de enero, muestra vistosos trajes de una tradición que data de mediados del siglo XIX, y muestra la historia de los afroamericanos y los indígenas de Luisiana.
Desde el siglo XVIII, los nativos americanos y los esclavos de origen africano fueron sometidos a brutales condiciones de trabajo para la producción agrícola y comercial en Estados Unidos, en una segregación especialmente cruenta en Nueva Orleans.
Debido a esta situación de violencia y de extrema servidumbre, ambas comunidades crearon fuertes nexos de unión, con un intercambio social y cultural entre ellas.
Para las comunidades afroamericanas, hoy día vestir los trajes del Mardi Gras expresa sus raíces africanas y es una forma de reivindicar su historia.
La vestimenta tradicional de los carnavales requiere un importante trabajo colectivo para su puesta a punto, ya que estos trajes lucen coloridos diseños realizados con pedrería, lentejuelas y plumas.
Al desfilar estos trajes por las calles de Nueva Orleans, los participantes también bailan y saltan acompañados de música.
Crear esta indumentaria “puede llevar miles de horas” de trabajo según cuenta a Efe Victor Harris, gran jefe de la autodenominada “tribu” de indios negros Mandingo Warriors.
Harris, el jefe que más tiempo lleva en activo, con 56 años participando en las festividades, considera que “ha nacido” dentro de esta tradición, ya que siempre ha formado parte de su vida.
“Sin esta cultura no sé si podría sobrevivir en este mundo”, explica, y hace notar que el proceso creativo de estos trajes tienen un gran componente místico.
“No es algo que simplemente llamas un disfraz, esto es un traje espiritual”, apunta Harris, “esa es la razón por la que tienen tanto poder”.
Esta tradición es una manifestación cultural y social muy poderosa en Nueva Orleans, que promueve la colaboración y la relación de las comunidades que participan cada año en crear nuevos trajes.
Se pueden encontrar temáticas políticas y culturales en las indumentarias, como la esclavitud, homenajes a figuras históricas o la reivindicación de símbolos indígenas y africanos.
Hace 40 años, los trajes sólo podían representar temas nativos americanos: “salir de esa tradición y comenzar a representar máscaras africanas o la esclavitud fue sobrepasar los límites y las costumbres” en un cambio “controvertido”, según explica Kim Vaz-Deville, profesora de la Universidad Xavier, en Luisiana, y experta en el estudio de esta tradición.
Los secretos para confeccionar estas vestimentas son una costumbre que se transmite a través de las generaciones y continúa incluso en los momentos más duros para la ciudad, como el huracán Katrina de 2005 que dejó en Luisiana más de 1.170 muertes y arrasó importantes zonas del estado y de Nueva Orleans.