El jurado inició deliberaciones al cabo de unos tres meses de vistas judiciales.
Los doce miembros del jurado iniciaron este miércoles las deliberaciones para determinar qué sentencia recomendarán a la jueza para Nikolas Cruz, el joven autor de la matanza en una escuela secundaria de Florida en 2018: cadena perpetua o pena de muerte.
Los siete hombres y cinco mujeres que componen el jurado recibieron hoy de parte de la magistrada Elizabeth Scherer las instrucciones a las que deberán atenerse durante el tiempo que estén deliberando, lo que puede llevar horas o días, y durante el cual se mantendrán completamente incomunicados.
De hecho, los miembros del jurado han acudido a la corte de Fort Lauderdale, unos 40 kilómetros al norte de Miami (Florida) y donde se desarrolla el caso, con mudas de ropa y sacos de dormir.
Cruz, quien afronta 17 cargos por homicidio tras disparar con un rifle de asalto en un edificio de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas (MSD), se declaró culpable el año pasado de asesinar a 14 estudiantes y 3 empleados del centro educativo.
En el primer día de deliberaciones, el jurado pidió ver el rifle AR-15 utilizado por Cruz durante la masacre del 14 de febrero de 2018, pero la magistrada Scherer dijo que la Oficina del Alguacil del condado Broward, a cargo del arma, se negó a darlo al jurado por “razones de seguridad”.
Esto molestó al fiscal Michael Satz, quien calificó de “absurdo” que el jurado no pueda ver el arma homicida.
“Es absolutamente absurdo. La Oficina del Sheriff no puede controlar lo que regresa a la sala del jurado”, protestó el fiscal.
Sin embargo, antes de concluir la jornada de hoy, la magistrada dijo que el jurado debería poder ver el arma de fuego, comprada ilegalmente por Cruz, a más tardar este jueves en la mañana cuando reanuden sus deliberaciones.
El jurado inició deliberaciones al cabo de unos tres meses de vistas judiciales, durante las cuales el equipo de fiscales encabezado por Satz solicitó la pena de muerte para Cruz, tras alegar que el joven planeó todo meticulosamente de cara al tiroteo que perpetró el 14 de febrero de 2018 en la que había sido su escuela.
“Fue calculado (…), fue intencional y fue una masacre sistemática”, subrayó el fiscal el martes en sus alegatos finales, en los que repasó el recorrido mortal de Cruz por el edificio de primer año, disparando incluso por las ventanas de las puertas que estaban cerradas y rematando a los alumnos a los que había alcanzado con sus disparos.
La defensa, por su parte, pide que el joven sea sentenciado con la cadena perpetúa e instó el martes a los miembros del jurado a mirar el “alma” y la “vida completa” de Cruz.
La abogada defensora Melisa McNeill y su equipo desplegaron una estrategia basada en los daños sufridos por Cruz mientras estuvo en el útero de su madre biológica, una alcohólica y adicta a las drogas, y citó a la corte a médicos especialistas que hablaron sobre trastornos fetales sufridos por hijos de madres consumidoras de estupefacientes.
McNeill dijo en sus alegatos finales que Cruz “no tuvo control sobre el crack que su madre fumaba cuando él estaba dentro de su vientre” e hizo hincapié en los trastornos fetales que puede haber sufrido a causa de las adicciones de su progenitora.
La defensora les recordó a los jurados que tienen “la vida de Cruz en sus manos”.
Una votación unánime a favor de la pena de muerte en uno solo de los 17 cargos por homicidio por los que Cruz debe responder bastaría para que la jueza Scherer pueda sentenciarlo a la pena capital.
De ser así, la magistrada fijaría una fecha para la fecha de sentencia, día en que se prevé los abogados de Cruz le pidan que invalide el veredicto del jurado y que probablemente Scherer ignore, tras lo cual el joven sería trasladado a una prisión estatal en Florida donde esperaría por años a ser ejecutado, aún con apelaciones de por medio.
Si los miembros del jurado no logran unanimidad en ninguno de los cargos, Cruz será sentenciado a cadena perpetua y Scherer no podrá anular el veredicto y podría ese mismo día sentenciarlo a pasar el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad.
La matanza de Parkland desató un movimiento a favor del control de armas en EE.UU protagonizado por algunos alumnos de la misma escuela MSD, que llevaron su reclamo a la capital de EE.UU. y algunas medidas en Florida para prevenir tiroteos masivos y hacer más difícil el acceso a armas bélicas.