Cada año la mañana del 19 de diciembre es tradicionalmente una de las más excitantes para muchos niños ucranianos, que corren a buscar sus regalos, entregados durante la noche por san Nicolás, bajo sus almohadas o bajo el árbol de Navidad cuando se despiertan.
El día de san Nicolás se celebró este lunes en Ucrania, en un esfuerzo por crear buenos recuerdos en los menores pese a la guerra, mientras voluntarios hacen posible que los que han perdido a sus padres u hogares por la invasión rusa reciban sus regalos.
Cada año la mañana del 19 de diciembre es tradicionalmente una de las más excitantes para muchos niños ucranianos, que corren a buscar sus regalos, entregados durante la noche por san Nicolás, bajo sus almohadas o bajo el árbol de Navidad cuando se despiertan.
En Kiev, como en muchas otras ciudades del centro y este del país, esta mañana trajo, sin embargo, una nueva oleada de ataques con drones y 23 de ellos golpearon objetivos de la infraestructura energética, lo que ha convertido en más dramáticos los últimos apagones.
Eso, sin embargo, no impidió que los adultos ucranianos hayan organizado la fiesta para los más pequeños.
En Leópolis, una casa de san Nicolás levantada en un parque dio la bienvenida a los alumnos de una escuela local este lunes. Se suponía que ya tenían que haber ido el viernes, pero no pudieron por la alerta antiaérea de ese día, que duró varias horas.
Mientras los niños veían una pieza breve de teatro y disfrutaban del entretenimiento la guerra apareció de fondo durante un rato. Los poemas recitados por los pequeños fueron más bien sobrios y en ellos pedían a san Nicolás que traiga regalos a quienes han perdido a sus seres queridos y que proteja a los soldados.
Decían que no piden dulces o juguetes, sino misiles para impedir que caigan sobre ellos los que llegan del cielo.
Cuando san Nicolás, personaje interpretado por Taras Ivashko, habló sobre la importancia de intentar ser una buena persona, mencionó las donaciones a favor del Ejército ucraniano, donde sirven los familiares de algunos de los niños.
Su asistente, Dasha, que interpreta el papel de Olaf en la película de dibujos animados “Frozen Heart”, dijo a EFE que es importante que los niños crean todavía en los milagros a pesar de lo que están viviendo.
Dijo que la casa de san Nicolás acoge a muchos menores que tuvieron que huir de sus hogares en Mariúpol, Járkiv y Odesa y ahora viven en Leópolis.
“No podía evitar las lágrimas cuando una niña lloró y pidió a san Nicolás que haga que se acabe la guerra. Esos niños, todavía muy pequeños, han madurado rápidamente por lo que han tenido que vivir”, aseguró.
“Vimos mucho dolor y tenemos que tener mucho cuidado cuando hablo con ellos”, dijo a EFE Ivashko.
La fundación benéfica “Rehabilitación popular” ha estado trabajando siete años para ofrecer regalos a los niños cuyos progenitores, en su mayoría padres, murieron en combate. La devastación causada por la invasión rusa a gran escala significa que han tenido que trabajar a conciencia este año.
Su directora, Svitlana Bahvalova, dijo en una entrevista que sus empleadas, 17 mujeres que perdieron en la guerra a sus maridos, son las primeras que contactan a las familias de los soldados muertos.
“Saben cómo ser persuasivas. Algunas veces las madres no quieren nada. Pero los niños son niños y tienen que tener vacaciones”, explicó en la entrevista, publicada por “Ukrainska Pravda”.
Los niños luego escriben sus cartas a san Nicolás y en ellas le dicen lo que querrían recibir este año. Normalmente piden juguetes, ropa, bicicletas y teléfonos y la organización intenta cumplir con sus deseos.
Algunos piden si puede traerles de vuelta a sus padres.
La iniciativa es posible gracias a la aportación de miles de ucranianos, que donan a los voluntarios o compran los regalos ellos mismos.
Bahvalova espera que el número de cartas alcance las 2.000 este año, ya que la invasión rusa ha causado al menos la muerte de 7.000 civiles y 10.000 soldados y ha provocado la emigración, dentro o fuera del país, de millones de ucranianos.