Lidera Panama Realty Team amparado en su experiencia y formación académica.
Hablar de “pasión” es hablar de Gustavo Rosania Arias, un joven que desde los 18 años comenzó a conocer el mundo del “real estate» y hoy en día se consolida como un experto en el tema.
Actualmente, es el director comercial de Panama Realty Team, una agencia de bienes raíces con más de 30 años de trayectoria y agentes expertos en el sector inmobiliario de Panamá. Fue ahí donde comenzó a dar sus primeros pasos de la mano de su padre y mentor, Gustavo Rosania Tribaldos, quien fundó la agencia.
“Digamos que desde que me gradué a los 18 años empecé a trabajar en bienes raíces. En lo que saliera y en lo que fuera, teniendo una infraestructura que era la oficina de mi padre o la posibilidad de llamarlo y preguntarle cómo se hacían las cosas”, recuerda.
Gustavo es dueño de un talento innato como es la elocuencia. Sin duda una de sus mejores armas en su quehacer diario, como también el arte de la negociación.
Ambas cualidades fueron de mucho provecho durante sus años de colegio como miembro del equipo de Debate que, a su vez, lo motivaron a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad Católica Santa María La Antigua, en Panamá.
“Siempre me llamó la atención el tema del debate. Eso me dio la oportunidad de viajar a otros países para representar a mi colegio. Me gusta poder demostrar un punto de vista, ver la reacción de los demás, saber conversar, dialogar, negociar y tener buenas relaciones personales”, explicó.
Gustavo como todo estudiante de Derecho debía trabajar como pasante para una firma de abogados, dejando a un lado el tema de bienes raíces en ese momento.
Su primera experiencia fue en Orillac & Guardia, un compromiso que lo obligó a trabajar de día y estudiar de noche.
“Ahí aprendí mucho sobre sociedades anónimas, inscripción de fundaciones en el registro público, sobre el tema de reincorporación de bienes inmuebles, contratos de compra venta, minutas, actas, etc. Es decir, estuve bastante ligado a una parte que se ve mucho en bienes raíces, sin tener que ver con ella en ese instante”, explicó.
Posteriormente, motivado por el interés de continuar formándose en otros temas, realizó una pasantía en la firma de abogados Alcogal, como asistente legal.
“Estaba en el departamento de migración de Alcogal, donde sacaba visas, permisos de residencia y permiso laboral, algo que también está ligado a los clientes que compran propiedades en Panamá y son extranjeros. Ellos quieren evaluar cómo se hace, cómo pueden registrarse, cómo funciona lo de inversionistas calificados, cómo aplicar a una residencia permanente si invierten una cierta cantidad de dinero en real estate y ese tipo de cosas”, señaló.
Luego, Gustavo dio por finalizada su pasantía en Alcogal para estudiar un semestre en la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, España, como parte de un programa de intercambio universitario.
De vuelta al origen
A su regreso a Panamá y con su último semestre por delante, tomó la decisión de nunca más ser un pasante de Derecho porque consideraba que tenía mucho más potencial para ser uno de los mejores agentes inmobiliarios. Por tanto, con el afán de emprender y hacer las cosas por sí mismo, decidió nuevamente aventurarse en el mundo de los bienes raíces.
“Fue ahí donde realmente arranqué en hacer bienes raíces un poquito más organizado. Ya conocía más de la responsabilidad de un trabajo y de un horario laboral. Aunque seguía estudiando estaba un poco más grande, tenía otras necesidades y otro estilo de vida que cuando tenía 18 años. Es decir, tenía más ganas de ser exitoso”, expresó.
Fue entonces que decidió hacer sus propios negocios, bajo la estructura de Panama Realty Team. Con el paso del tiempo, su padre se retiró de su vida laboral y Gustavo tomó las riendas de la empresa como director comercial en el 2019.
Durante este tiempo considera que su mayor aporte ha sido la digitalización de la empresa y sus conocimientos de marketing porque le ha permitido llevar la agencia a otro nivel.
“La experiencia ha sido super chévere. Mi padre, con la confianza que me tiene, me dio la oportunidad de tener algo montado, pero, a la vez, todo el derecho y la potestad de modernizarlo. Básicamente me dijo: ‘esto es tuyo, yo voy saliendo, ahora tienes las llaves’. Yo ahora tomo todas las decisiones”, indicó.
Sin duda, una de las mayores fortalezas de Gustavo radica en el conocimiento con el que goza a sus 28 años. Además de sus años de experiencia, cuenta con una maestría en Real Estate en ESNECA Business School y una maestría en Marketing & Commercial Direction.
Sin pasar por alto que es un joven extrovertido, sin pena, con don de palabra, curioso y que inspira confianza.
“Mi éxito simplemente está en echar para adelante todos los días. Este negocio puede ser decepcionante a veces, difícil y en donde tienes que estar buscando las oportunidades a diario. Es un negocio donde tu tiempo aplicado, en ocasiones, carece de recompensa. Puedo pasarme con un cliente tres meses buscándole y mostrándole propiedades y de pronto te dice que lo siente porque ya compró por otro lado”, dijo.
Eso sí, añade que la mayor satisfacción llega cuando el cliente “te invita a tomar un trago o una barbacoa para celebrar porque está contento estrenando su casa o está haciendo su primera fiesta donde te invita a conocer a su familia y amigos porque está feliz con tu trabajo”.
Otro punto es que su formación como abogado le permite controlar el proceso de negociación de una propiedad, tomando en cuenta siempre el mejor interés de un cliente.
“Todos los contratos en la oficina los redacto yo, nada se firma sin mi supervisión porque considero que así es mejor y me siento más cómodo haciéndolo, dijo.
Por otro lado, la meta profesional de Gustavo se basa en hacer de Panama Realty Team una empresa que camina sola para poder elegir sus batallas o las cosas que le nutren más.
“A mí lo que más me encanta es vender propiedades arriba del millón por el tipo de cliente que se atiende y porque las casas son más bonitas y obviamente las comisiones son más jugosas. Eso sí, siempre tengo clientes de todo tipo porque a veces me toca vender apartamentos de 180 mil dólares. En conclusión, mi meta es tener un dinosaurio caminando solito, pero que cuando necesite de mi apoyo estaré presente”, dijo.
Para finalizar, aclaró que estar en bienes “es conocer el mercado de pies a cabeza. Es saber entender el proceso, las necesidades de mis clientes, y poder orientarlos en la mejor decisión para ellos. Este negocio se trata de asesorar al cliente y de encontrar lo que ignoraban que estaban buscando. Nunca vendas por vender, escucha primero y aplica tu conocimiento”.
Este artículo fue publicado en la revista Vida y Éxito, de ayer 30 de enero de 2023.