La visita de presentación de la princesa de Orange comenzó el viernes pasado en Bonaire, municipio insular de los Países Bajos, y continuó en Aruba, desde donde la familia real se desplazó posteriormente a Curazao.
Los reyes de Países Bajos, Guillermo y Máxima, se encuentran este jueves en Curazao acompañados por su primogénita, la princesa Amalia, de 19 años, que realiza su primera gira oficial por las islas del Caribe neerlandés.
Este viaje se produce después de que, en diciembre pasado, el monarca encargara una investigación “crítica e independiente” sobre el papel de la familia real neerlandesa en la historia colonial del país, desde finales del siglo XVI hasta el presente.
La visita de presentación de la princesa de Orange comenzó el viernes pasado en Bonaire, municipio insular de los Países Bajos, y continuó en Aruba, desde donde la familia real se desplazó posteriormente a Curazao.
“El rey Guillermo Alejandro, la reina Máxima y la princesa Catalina Amalia zarparon el 1 de febrero de Aruba con destino a Curazao en el buque Zr. Mr. holland, estacionado en el Caribe”, informó la familia real en su cuenta oficial de Instagram.
En Curazao, fueron recibidos por la gobernadora Lucille George-Wout, miembros del Consejo de Ministros y diputados del Parlamento y, en esta jornada, tenían previsto encuentros con residentes de la isla y actividades musicales.
Por la noche, se llevó a cabo una cena en la Catedral de Thorns, a la que asistieron 21 vecinos que hacen una valiosa contribución a su comunidad, un número que coincide con la celebración ayer jueves del 21 aniversario de bodas de la pareja real.
Para rememorar el pasado colonial, la princesa y los reyes visitaron en Bonarie las cabañas de esclavos en Witte Pan y las salinas naturales de la isla, mientras que en Curazao irán a la antigua casa colonial Knip, situada en lo que fue una plantación del siglo XVII.
Dentro de las antiguas colonias de Países Bajos en el Caribe están tres países autónomos: Aruba, San Martín y Curazao; y tres municipios especiales: Bonaire, San Eustaquio y Saba.
El Gobierno neerlandés ha aprobado destinar unos 200 millones de euros a un fondo con el que se deberán sufragar proyectos de sensibilización sobre el pasado colonial, y se dedicarán 27 millones de euros a poner en marcha un museo sobre la esclavitud.
Ante la polémica del colonialismo, el rey renunció a usar el conocido como “Carruaje dorado”, de 1898, considerado por algunos como una glorificación de la esclavitud por el panel que muestra a una mujer blanca sentada en un trono rodeada de personas negras que se inclinan ante ella.
Como parte de ese análisis del pasado colonial, siete miembros del Gobierno neerlandés viajaron en diciembre a siete lugares del mundo, incluido el Caribe, para pedir oficialmente disculpas por el papel del Estado en la esclavitud transatlántica, en vísperas de la conmemoración del 150 aniversario de su abolición en las colonias neerlandesas.
Además, el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, aseguró ese mes en un discurso que “la esclavitud fue un crimen de lesa humanidad” y un sistema que infligió “sufrimientos indescriptibles”.
Varios países y organizaciones caribeñas agradecieron las disculpas de Rutte por los 250 años de esclavitud transatlántica, pero consideraron que son necesarios más pasos y comprometer compensaciones económicas.
El pasado verano, las autoridades neerlandesas tuvieron que reforzar la seguridad de la princesa y la del primer ministro por temores a que sean objetivo de grupos del crimen organizado, después de que sus nombres aparecieran en mensajes interceptados por la Policía insinuando un posible secuestro o ataque.