Estamos a tiempo para evitar que se siga deteriorando más el idioma español en los medios de comunicación, no solo de Panamá, sino de todo el mundo hispanohablante.
Los bisoños periodistas cometen equivocaciones de las más inverosímiles. Uno de ellos no entendía por qué el corrector de estilo, que en esa época sí había contratado un periódico, le decía que no eran tres crasos errores, sino cuatro. El joven, que no había estudiado periodismo, se encontraba patidifuso y empezó a llamar a “colegas” de otros medios para verificar si la fuente había mencionado la frase “tres crasos errores”.
El inexperto “comunicador”, cuyo deseo era convertirse en un buen periodista, no sabía qué hacer y le pidió al corrector que dejara de bromas, porque los otros periodistas le habían confirmado que eran tres crasos errores y no cuatro.
Sin embargo, el corrector insistía en que eran cuatro crasos errores y no tres. Después de media hora de incertidumbre, el corrector le dijo al novato “periodista”: “Son cuatro crasos errores, porque errores no se escribe con hache, hijo”.
La risotada que se produjo en la redacción dejó desconcertado al pobre muchacho. Sin querer, el joven, de unos 19 años que fue al diario a solicitar empleo sin ninguna experiencia ni respaldo académico, cometió el desliz de escribir mal una palabra, error que, al parecer, nunca le corrigieron en la escuela secundaria.
Pero realmente él no era culpable de esta situación, sino el director del periódico, que lo contrató con un salario menor que el de los otros periodistas. Él lo aceptó porque esperaba aprender de sus colegas, no que lo convirtieran en un ejemplo de mal redactor.
Actualmente, los medios de comunicación han solventado la falta de correctores de estilo con el corrector que ofrece el programa de la computadora Word, como si ese fuera la solución a todos los desmanes, sin miramientos, que se cometen contra el idioma español.
Solo basta echarle una mirada a los periódicos panameños para comprobar la cantidad de errores semánticos y sintácticos que se cometen todos los días.
No es menester de quien escribe estas líneas espetarles a los directores de los medios los errores que cometen sus periodistas, sino conminarlos a que, de alguna manera, traten de contratar correctores de estilo para mejorar el producto que todos los días les entregan a miles de panameños que confían en ellos.
Estamos a tiempo para evitar que se siga deteriorando más el idioma español en los medios de comunicación, no solo de Panamá, sino de todo el mundo hispanohablante, ya que no se debe tolerar, por ejemplo, los empleos despiadados del gerundio de posterioridad y el tiempo verbal subjuntivo en sustitución del indicativo, los cuales se han convertido en monedas de curso legal. Por favor, si no tienen correctores de estilo, denle oportunidad de trabajo a personas que saben velar por la salud de la lengua española.
Pero también se le debe reclamar a la RAE por utilizar como le venga en ganas el gerundio español. Una de las definiciones de espetar es la siguiente: “Decir a alguien de palabra o por escrito algo, causándole sorpresa o molestia”.
¿En verdad se le puede decír algo a alquien en esa forma? Es probable que sea para causarle sorpresa o molestia, pero no causándole sorpresa o molestia. “Decir a alguien de palabra o por escrito algo que le cause sorpresa o molestia”.