La Reserva Federal de Estados Unidos calcula que deberá mantener el ritmo de su política monetaria restrictiva durante buena parte de este 2023 y no descarta aumentarlo si es necesario para conseguir que la inflación siga bajando.
Así lo subraya la Fed en las actas de la reunión celebrada el 31 de enero y el 1 de febrero pasados, cuando decidió una nueva subida de los tipos de interés -la octava consecutiva-, aunque de 0,25 puntos, menor que las anteriores.
Los miembros del Comité del Mercado Abierto tuvieron claro desde el inicio de esta reunión que era necesario volver a subir los tipos de interés aunque también hubo acuerdo desde el principio en que dicha subida se ralentizara.
“La política restrictiva necesitaría mantenerse hasta que los datos muestren que la inflación baja sustancialmente y va camino del 2%”, el objetivo que se marca esta institución. Y eso, añadieron los miembros del comité, “probablemente llevará un tiempo”, según dicen las actas.
No hay en las actas expectativas de detener a corto plazo las subidas de tipos, ni tampoco se asegura que la ralentización de dichas subidas vaya a poder mantenerse.
Los integrantes del comité, así, acordaron estar “preparados” para cambiar el ritmo de las subidas si emergen “riesgos” que puedan impedir el objetivo principal de reducción de la inflación.
En las actas no constan discrepancias sobre la política monetaria, aunque sí distintas visiones sobre el curso de la economía.
Muchos miembros del comité calculan una ralentización del crecimiento económico estadounidense, aunque algunos siguen hablando una “leve recesión en 2023”, y la mayoría recalcaron las “notables incertidumbres” que se ciernen por delante, desde una caída mayor de lo esperado a una inflación “persistente”.
Y aunque en su análisis macroeconómico hablan de un crecimiento “modesto” tanto en el gasto como en la actividad, subrayaron también la fortaleza que sigue manteniendo el mercado laboral a pesar de las subidas de tipos ya acordadas.
También coincidieron en que la invasión rusa a Ucrania sigue provocando un “tremendo coste humano y económico” y sigue contribuyendo a que la incertidumbre global sea elevada. Por eso se comprometieron a seguir “muy atentos” a los riesgos inflacionistas.