La recepción del monarca, que tomará el té con Von der Leyen, tendrá lugar el mismo día del esperado acuerdo al que el Reino Unido y la Unión Europea (UE) esperan alcanzar en un hotel de Windsor sobre el protocolo norirlandés del Brexit.
El rey Carlos III recibirá este lunes en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres, a la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, informó el palacio de Buckingham, residencia de la familia real británica.
La recepción del monarca, que tomará el té con Von der Leyen, tendrá lugar el mismo día del esperado acuerdo al que el Reino Unido y la Unión Europea (UE) esperan alcanzar en un hotel de Windsor sobre el protocolo norirlandés del Brexit, vital para evitar una frontera física entre las dos Irlandas tras la salida británica del bloque europeo.
“El rey se complace en reunirse con líderes mundiales si visitan el Reino Unido y lo hace por recomendación del Gobierno”, reza un comunicado del palacio.
Se espera que el jefe de Estado británico y la presidenta de la CE aborden una serie de asuntos internacionales, entre ellos la crisis climática y la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Esta recepción tendrá lugar después de que el primer ministro británico, Rishi Sunak, reciba a Von der Leyen para intentar cerrar un acuerdo sobre el controvertido protocolo de Irlanda del Norte del Brexit, tras meses de intensas negociaciones.
El Ejecutivo británico cree que el pacto permitirá resolver los problemas aduaneros y políticos entre Gran Bretaña y la provincia de Irlanda del Norte.
En caso de que las dos partes cierren un pacto, se espera que el primer ministro británico y la presidenta de la CE ofrezcan una breve conferencia de prensa para dar detalles del mismo.
Una vez que Sunak haya informado del acuerdo a su Gobierno, hará una declaración en la Cámara de los Comunes para explicar detalles del pacto a todos los miembros de esta Cámara Baja.
En virtud del actual protocolo, Irlanda del Norte queda dentro del mercado interior comunitario y británico, por lo que los controles al comercio entre el Reino Unido y la UE se efectúan en los puntos de entrada norirlandeses, lo que evita levantar una frontera física entre las dos Irlandas y no perjudicar el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998).
Esa frontera comercial, situada en el mar de Irlanda, ha creado también problemas políticos entre los unionistas pro-británicos, pues consideran que afecta su relación con el resto del Reino Unido.
Está por verse si el acuerdo ahora negociado elimina las inquietudes del probritánico Partido Democrático Unionista (DUP), cuyo visto bueno es vital para poder restablecer el Ejecutivo autonómico norirlandés (Stormont), suspendido el año pasado.