Un milagro de Dios en la Ciudad Hospitalaria de Panamá. Un testimonio fresco de la vida real.
A causa del fantasma dejado por la pandemia del Coronavirus, un prolongado y fuerte resfriado es hoy motivo de alarma para cualquiera que lo padezca.
Fue el caso de Luz María – tía muy querida de mi amiga de muchos años y hermana en la fe, Lilia, de la iglesia Bautista de la Boca –, cuyos familiares al observar que no había progreso en su salud, pensando, además, podría ser Covid-19, decidieron finalmente llevarla al hospital.
Fue así que los exámenes de rigor prescritos por los médicos, revelaron la existencia de una temible enfermedad –técnicamente llamada “Leucemia aguda agresiva”, o “cáncer en la sangre”, según la designación más popular–, que, de acuerdo con el dictamen de los galenos, condenaría a Luz María a solo 6 meses de vida, cuando mucho.
Fue así, entonces, cuando en el mes de diciembre de 2022, mi amiga, Lilia, me llama para pedirme apoyo en oración, no sin antes contarme los pormenores de esta aparente tragedia familiar que aquí les relato.
A finales del mes de enero de 2023, Luz María fue ingresada en la Ciudad Hospitalaria, donde permaneció por espacio de un mes y dos semanas.
Tras practicarle muchas pruebas médicas, entre ellas, examen de médula, semi-quimioterapia y muchas otras etiquetadas con tecnicismos que poco aportan a esta historia, su condición, no obstante, empeoraba día con día.
Al tiempo que, el nivel de infestación por cáncer se incrementó de un 40 a un 50 por ciento.
“Lo sentimos mucho, lo hemos intentado todo, pero no se ha podido más”. Fueron las palabras francas del médico de cabecera, con las que expuso su ostensible desánimo a los familiares convocados en pleno por la emergencia.
Con un beso en la frente de Luz María, el galeno pareció dar su último aporte, más de carácter humanitario que profesional, al bienestar de su paciente, recomendando además la llevaran a casa para pasar sus últimos días rodeada del cariño y amor de sus familiares.
Así mismo, indicó el doctor, que se le siguiera suministrando sangre y las plaquetas correspondientes.
Pese al fatídico diagnóstico, objetivamente científico, sin duda, pero no concluyente, al menos no para la hermana de Luz María, quien conoce que “la última palabra la tiene siempre el Dios Soberano”, el cual “atiende la oración de sus siervos congregados en el nombre de su hijo Jesús”.
Por lo anterior, ella convocó a los miembros del “Cuerpo de Cristo”, que es la iglesia, no solo de Panamá, sino también de otras latitudes, como Costa Rica y Argentina, a orar fervientemente por la sanidad de su hermana.
En este contexto, el pasado miércoles primero de marzo de 2023, la hermana de Luz María experimentó una visión mientras dormía: se veía a sí misma orando por su hermana y pronunciando las siguientes palabras: “Oh Dios, toca a Luz María con tu poder, no es el tiempo para ella morir, restáurala para exaltar tu gloria, en el nombre de Jesús, amén”.
Como a las 5 de la madrugada de ayer jueves 2 de marzo, de 2023, la hermana de Luz María despertó de modo repentino, y con las imágenes de la visión aún frescas en su memoria, tomó un bolígrafo para anotar cada aspecto de ella, a fin de que no se desvanezca en el olvido.
Posteriormente llamó a Luz María, oran juntas al punto del quebranto del corazón en la presencia de Dios e implorando en el nombre de Jesús la intervención de su poder, hasta proclamar bajo la convicción del Espíritu Santo, la realidad de su milagro, frente a la triste realidad física.
En contraste al reporte médico anterior, para sorpresa y alegría de todos, esta vez “el hemograma no registraba la presencia de células cancerosas”.
Los médicos no encuentran una explicación lógica a lo acontecido, pero la familia de Luz María, que es gente de mucha oración, sabe que se trató del poder milagroso de sanidad, que emana del Rey de Reyes y Señor de señores, ¡Jesucristo, el Salvador del mundo!
¡La oración quebranta el cielo y cambia todas las cosas y aún lo imposible lo hace posible!