Estos pequeños insectos, a los que, según lo investigado, la Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch Institute nombraron oficialmente como los animales más importantes del planeta, tienen una función enorme.
En nuestro reconocimiento por la naturaleza se encuentran muchos aspectos increíbles y notables. Entre estos hay un factor indispensable de nuestra valoración: la polinización.
A través del viento, aves, insectos y otros, diminutos granos de polen son transportados de una flor a otra y esto tiene un papel significativo en la biodiversidad del planeta.
Las plantas silvestres y cultivos, además de la tierra, agua y nutrientes, requieren de la intervención de los polinizadores para la fertilización. Tal como indicó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO): “La polinización es fundamental para que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas”.
Diferentes insectos son atraídos por la miel y polen de las flores. Trasladan aquellas partículas tan finitas que son las células sexuales masculinas de las plantas floreadas que deben llegar a la parte femenina de una de la misma especie, y las abejas sobresalen en esa labor.
Estas excelentes polinizadoras forman parte de los insectos Apiformes o Antofilos. El término proviene del griego Anthophila, que significa que ama las flores.
De acuerdo a National Geographic, a nivel mundial existen “más de 20,000 especies de abejas. Estas polinizan más del 80% de las plantas de la Tierra y más de 90 tipos diferentes de cultivos”.
El polen y el néctar son los principales alimentos de las abejas, por lo que van de flor en flor, gracias a lo cual es posible el proceso de fecundación tan necesario para la producción de alimentos y supervivencia de los ecosistemas.
Las abejas colectan sustento para ellas y sus colonias dentro de las flores y este polen que han recogido en su cuerpo cubierto de pelos, asimismo lo van esparciendo por las demás flores que visitan. El néctar que absorben lo guardan en su buche y llevan a la colmena donde también podrán alimentarse cuando los recursos estén escasos.
La labor de estos insectos no solo lo realizan de día, también hay algunas que lo llevan a cabo en la noche. De acuerdo al Smithsonian Tropical Research Institute (STRI): “La mayoría de las abejas están activas durante el día; pero una especie se ha adaptado a la oscuridad”. Estas recolectoras nocturnas son las Megalopta genalis y sus ojos son 27 veces más sensibles a la luz.
El inestimable servicio que ofrecen estos polinizadores lo ponen en riesgo los plaguicidas y herbicidas que les causan envenenamiento al consumir polen y néctar contaminados; además, los productos tóxicos reducen su resiliencia a enfermedades. También las afectan los parásitos, depredadores, cambio climático y deterioro del hábitat por las actividades del hombre.
Sin este apoyo natural de la polinización, podríamos no solo encontrarnos ante un bajo rendimiento de cultivo y escasez de alimentos, sino se afectaría la diversidad de las especies.
Fuentes del STRI, lo han descrito así: “Un mundo sin polinizadores sería más que un inconveniente para los compradores de comestibles con mentalidad de salud. Las abejas y sus aliados son vitales para la seguridad alimentaria y la lucha contra el hambre, además del mantenimiento de la biodiversidad y la conservación de las tierras silvestres en todo el mundo”.
Conscientes de la importancia de las laboriosas abejas y de los problemas que podría ocasionar su disminución, por nuestra parte podríamos llevar a cabo algunas acciones para contribuir con su cuidado. A continuación, algunas ideas:
- Contar en nuestro jardín con plantas que produzcan flores en diferentes épocas del año para que su polen sirva de alimento a las abejas en diferentes tiempos.
- Tratar que sea variado, pues los polinizadores también lo son.
- Incluir plantas silvestres nativas del lugar donde viva para conservar la flora local y sea un área acogedora para las abejas y polinizadores también locales.
- Emplear productos que sigan prácticas sostenibles y métodos naturales para el control de plagas.
- Aplicar los pesticidas solo cuando sea necesario, con extremo cuidado y cuando las flores se encuentren cerradas.
- Evitar incendios o quemas, ya que causan un gran daño al medioambiente.
- Ilustrarnos sobre el valor de las abejas y aprender a protegerlas.
- Contribuir a crear conciencia sobre el respeto a la vida silvestre.
- Comprar miel de apicultores del área para ayudar con sus gastos y apoyar las iniciativas.
Además, la miel natural tiene muchos beneficios. Según fuentes de la Universidad de Panamá (UP): “Ayuda a cicatrizar, sirve de antinflamatorio, posee propiedades antisépticas y antibacteriales, mejora la digestión, refuerza el sistema inmunológico y contiene vitaminas, antioxidantes, enzimas, minerales y aminoácidos”.
Estos pequeños insectos, a los que, según lo investigado, la Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch Institute nombraron oficialmente como los animales más importantes del planeta, tienen una función enorme.
Permita que las abejas continúen realizando su magnífica labor de polinización, aporte tan importante para la tierra.