Los mangos empiezan a incluirse en las estanterías algunos ya maduros, amarillos, anaranjados y rojos, que con solo verlos viene a nuestra mente su rica y jugosa pulpa, tan carnosa y dulce que nos hace saborear.
Viene abril, la temporada de mangos, y ya se observa esta exquisita fruta en las carretillas, kioscos y mercados. Por ahora hay mayor cantidad de mangos verdes, de esos que gustan por ser un poco ácidos, riquísimos, aún sin mucho dulzor por no haber madurado lo suficiente.
Empiezan a incluirse en las estanterías algunos ya maduros, amarillos, anaranjados y rojos, que con solo verlos viene a nuestra mente su rica y jugosa pulpa, tan carnosa y dulce que nos hace saborear.
Si le gustan ambos, verdes y maduros, el mango pintón es una buena opción, su particular dulce y ácido a la vez es una tentación. Como quiera que sea, esta fruta mejor no puede estar, por lo que es una de las preferidas.
De allí proviene la expresión popular “¡Está como un mango!”, una frase que sirve de piropo al hacer referencia a una persona muy guapa, deseable y saludable.
Hay mangos en diferentes formas y tamaños, así como en texturas y para todos los gustos. Por lo general, son ovalados, aunque varían. Su cáscara no es comestible; su interior comestible, fibroso y pegajoso; y la cobertura de la semilla, áspera y algo dura.
Esta suculenta fruta es muy nutritiva y tiene muchas vitaminas y minerales en cualquier etapa en que se encuentre. La podemos comer sola, al natural o preparar innumerables delicias, ya sea cuando está verde o madura, y estamos en el momento propicio para ello, pues su tiempo continúa hasta el mes de julio.
Es un verdadero placer disfrutar comer mango en plena libertad, directamente de las manos. Basta un primer intento de quitar la cáscara, sentir su fuerte e inconfundible aroma y ver la espesa pulpa amarilla escurrir para sucumbir ante la fuerza de su encanto, y de seguro, más de uno deseará.
Vivir la divertida experiencia de alcanzar la rama de un árbol para obtener por uno mismo la suculenta fruta; y en los jóvenes, aún más interesante, trepar sus ramas gruesas, son bonitas prácticas que conectan con la naturaleza y sensaciones que nunca se olvidan.
Según fuentes de la Universidad de Panamá (UP), el mango “proviene de la India y su nombre científico es Mangifera. Se trata de una especie cuyas variedades ascienden a 500 en todo el mundo y en Panamá existen 30″.
Hay diferentes tipos de mango en Panamá, entre los que se encuentran: Tommy atkins, piro, chancleta, keit, kent, victoria, huevo de toro, papayo, mantequilla, francis, irvin, morado, smith, jolie y guineo.
A estos les llaman de diferentes maneras y al mejorarlos, algunos por injertos, se han logrado obtener nuevas especies. Según el sitio de Internet Frutas y Hortalizas, “está reconocido como uno de los 3 o 4 frutos tropicales más finos”.
El árbol de mango es hermoso, su copa es tupida y puede llegar a tener un gran tamaño. Su tronco es leñoso y bastante recto. No hay nada como sentarse a disfrutar bajo su sombra, escuchar el sonido de sus hojas lanceoladas; y ver sus flores pequeñas en ramilletes y que caigan una que otra sobre la cabeza con la brisa, mientras se prepara para producir.
El señor Víctor contó que cuando era niño solía cruzar con unos muchachos a recolectar mangos en las áreas que en aquel tiempo eran Zona del Canal, y que los policías zonian que custodiaban esos restringidos espacios eran gentiles y se los permitían. En aquellos tiempos había limitaciones en la “Zona”, pero ellos llegaban felices con frutas que compartían con sus familias.
Los mangos se pueden consumir directo de la fruta, elaborar mermeladas, ensaladas, licuados, batidos, sorbetes, salsas, helados, cremas, variedad de postres y condimentos.
Es la fruta nacional de India, Pakistán y Filipinas, y el árbol nacional de Bangladesh. En la India es considerado sagrado y un símbolo de logro y amistad. La palabra mango se dice que posiblemente procede del término “mankay” del estado Tamil Nadu de la India o de “mangga” de Kerala.
De acuerdo al sitio de Internet del Festival del Mango de Río Hato: “Esta fruta contiene proteínas, vitamina A, B, C, E y K, fósforo, hierro, calcio, fibra, potasio, yodo, zinc y magnesio. También tiene un alto contenido de hidratos de carbono”.
Entre sus propiedades señaló que es: “Antioxidante y anticancerígeno. Beneficia la piel, vista, cabello, mucosas, huesos y el sistema inmunológico. Ayuda a la absorción de hierro, formación de glóbulos rojos, colágeno, dientes y huesos. Tiene un efecto saciante que lo hace excelente para las personas que sufren sobrepeso y diabetes”.
En Panamá, los mangos se pueden encontrar en muchos lugares, aunque la mayor producción está en “Coclé, Los Santos y Veraguas”, según fuentes del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA). Esta también indicó que Panamá posee diferentes clases con potencial para la exportación como: “Kent, Keit, Francis, Victoria y Tommy Atkins, las más representativas del país”.
En el mes de mayo se llevará a cabo el Festival del Mango, una feria que se realiza tradicionalmente en Río Hato, provincia de Coclé, con la finalidad de “promover la fruta tropical destacando su valor cultural, económico y social, entre otros objetivos, de acuerdo a la programación de ferias y festivales 2023 de la Autoridad de Turismo de Panamá”.
Según el sitio de Internet Del Monte, una leyenda señala que: “Buda alcanzó su iluminación debajo de un árbol de mango y desde entonces se le conoce como “El árbol de la sabiduría”. Se dice que era su fruta predilecta y que acostumbraba a meditar y descansar a los pies de este árbol, por lo que en las pinturas aparece así.
¡Disfrute la temporada de mangos!