Construyamos un país que genere confianza y que avance en el siglo XXI con otra visión de sus relaciones internacionales. Promovamos la democracia y la colaboración amistosa, a fin de demostrar con claridad que Panamá es una nación respetable.
Desde hace años Panamá se ha visto afectada por una serie de consideraciones sobre la integridad de su sistema financiero. Muchas veces, hemos sentido que se cuestiona con exagerada severidad nuestra plataforma de negocios y en algunas ocasiones, hasta se llega a ofender la dignidad nacional.
En todo caso, nuestro país no puede alejarse del pulso internacional. Si adquieren compromisos, debe cumplirlos de forma rigurosa y auditar sus resultados en el tiempo.
Mantener buenas relaciones internacionales es esencial, así como lo es, fortalecer nuestras instituciones, mejorar nuestra democracia y hacer valer un auténtico estado de derecho.
Además, es importante que la República de Panamá, lance una ofensiva diplomática para que se conozca su realidad histórica y se comience a abatir esa leyenda perturbadora que trata de ponernos periódicamente en una posición indecorosa. Tenemos que acreditar que Panamá no tiene vocación delictiva y que cree en el entendimiento.
Desde nuestra separación de Colombia, hemos sido objeto de toda clase expresiones denigrantes: se ha señalado, entre otras cosas y de manera insolente, que somos un país inventado o que no tendríamos la capacidad de manejar el Canal de Panamá.
Los panameños hemos demostrado que podemos hacer cosas importantes si establecemos metas colectivas y si actuamos de conformidad con objetivos superiores. Sin radicalismos y de manera sosegada, es importante profundizar las relaciones con países democráticos que no alientan la discriminación ni el ataque sin sentido, sino que estimulan el entendimiento y la colaboración sincera.
Un ejemplo de esa posibilidad es el Reino de Marruecos. Un país que avanza en base a planes que estimulan las bondades de cada una de sus regiones, cuyo desarrollo se coordina para promover la uniformidad geográfica de su progreso económico y social. En el caso de Marruecos, es importante que eliminemos de una vez por todas, los escollos que afectan nuestras relaciones bilaterales.
Existen otros ejemplos que permitirán ampliar nuestros horizontes y explorar oportunidades beneficiosas.
Construyamos un país que genere confianza y que avance en el siglo XXI con otra visión de sus relaciones internacionales. Promovamos la democracia y la colaboración amistosa, a fin de demostrar con claridad que Panamá es una nación respetable.