Sara Giménez es diputada del partido liberal Ciudadanos -es una de los tres miembros gitanos del Parlamento español- y valora los progresos logrados, pero cree que es “insuficiente”, aún hay “brechas muy grandes”.
La realidad del pueblo gitano en España nada tiene que ver con la de hace 30 años. Los niños ya están escolarizados y la comunidad no se dedica únicamente a la venta en mercadillos; sin embargo, mantiene tasas altas de pobreza y desempleo y más de 18.000 personas aún viven en chabolas (infraviviendas).
Y este dato ha aumentado casi un 40 % (7.000 personas) en los últimos ocho años, según el estudio más reciente que maneja la Fundación Secretariado Gitano (FSG).
En el Día Internacional del Pueblo Gitano, su presidenta, Sara Giménez, constató que España es el país europeo donde más se ha avanzado en la inclusión residencial de la población gitana.
Pero advirtió, en declaraciones a EFE, de que un 2,4 % de las 750.000 personas que la forman vive en chabolas.
LA LEY DE VIVIENDA, UNA OPORTUNIDAD
Esta situación se extiende por casi todo el país y, lejos de solucionarse, es ignorada por las instituciones. “Ahora tenemos una importante oportunidad para abordarlo de una manera específica, en el Congreso de los Diputados se está trabajando en la nueva ley de vivienda”, apuntó esperanzada Giménez.
Hay además instrumentos económicos para solucionarlo como el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) o el Plan Estatal de Vivienda, recordó la FSG.
Giménez es diputada del partido liberal Ciudadanos -es una de los tres miembros gitanos del Parlamento español- y valora los progresos logrados, pero cree que es “insuficiente”, aún hay “brechas muy grandes”.
La pobreza y la exclusión afecta a más del 80 % de la población gitana, el 46 % es extremadamente pobre y la tasa de pobreza infantil se sitúa en un 89 %.
SEIS DE CADA DIEZ GITANOS NO COMPLETAN LOS ESTUDIOS OBLIGATORIOS
“Los cambios se ven, claro que se ven, pero a mí me gustaría que fueran más firmes, sobre todo en educación, que es la principal herramienta que te da acceso a una vida digna. Si no logramos revertir el elevado abandono escolar, la nueva generación de gitanos y gitanas está condenada a situaciones de mucha dificultad”, alertó Giménez.
Un 64 % del alumnado gitano de entre 16 y 24 años no concluye los estudios obligatorios, frente al 13 % del conjunto del alumnado, y de los 15 a los 16 años hay un gran descenso de escolarización.
Atajar ese elevado abandono escolar es prioritario y trabajar con las familias, el alumnado y el centro escolar para conseguirlo, por ejemplo con clases de apoyo, señaló Giménez.
“El punto de partida de una gran parte del alumnado gitano no es el mismo: en los hogares no hay los mismos recursos, los padres escasamente tienen formación (…) y difícilmente te pueden costear un profesor particular”, apostilló.
LA TASA DE DESEMPLEO, TRES VECES SUPERIOR
La desigualdad también se detecta en el ámbito laboral: la tasa de paro alcanza el 53 % en la comunidad gitana (más de tres veces la de la población general) y se agrava todavía más en mujeres (60 %) y jóvenes (el 58 % de los menores de 30 años).
Es un escenario marcado, además, por condiciones de precariedad, en el que los trabajadores autónomos suponen el 47 % (frente al 16 % de la población general) debido a la prevalencia de la venta ambulante, a la que se dedica más de un tercio de los ocupados.
“Ha habido un salto al mercado laboral por cuenta ajena. Los gitanos han dejado de dedicarse únicamente al mercadillo, aunque los empleos a los que se accede son de baja cualificación. Queda mucho camino por recorrer”, incidió Giménez.
“A pesar de los avances, los gitanos y gitanas siguen estando por detrás y a gran distancia del resto de la sociedad en el disfrute de derechos fundamentales como el empleo decente, la educación de calidad, una vivienda digna o el derecho a no ser discriminados”, indicó el manifiesto de la FSG para este día.
Giménez celebra, no obstante, las “alegrías legislativas” de los últimos meses: incluir el ‘antigitanismo’ en el Código Penal español, la ley de igualdad de trato y, hace una semana, la aprobación del informe sobre el Pacto de Estado contra el ‘antigitanismo’.