Según directivo, la ENA no tira piedras ni objetos en el corredor Norte para causarles daños a los vehículos de los conductores para que estos se detengan y luego robarles, y, por lo tanto, no es responsabilidad de la empresa lo que suceda allí.
Con qué descaro, un alto directivo de la Empresa Nacional de autopistas, ENA, ha tratado de desvincular a esta entidad de los desmanes que ocurren a diario en el corredor Norte cuando desalmados lanzan piedras de gran tamaño y otros objetos contundentes y les causan daños a los vehículos y a sus conductores que utilizan diariamente esa vía.
Según el directivo, la ENA no tira piedras ni objetos en el corredor Norte para causarles daños a los vehículos de los conductores para que estos se detengan y luego robarles, y, por lo tanto, no es responsabilidad de la empresa lo que suceda allí.
Estas declaraciones del directivo de ENA es un golpe certero contra la seguridad vital de los conductores que pagan todos los días por el derecho a transitar por esa vía privada, cuyos dueños piensan que ellos no tienen ninguna responsabilidad por los hechos delictivos que suceden allí.
Cuando alguien pierda la vida por un accidente causado por un energúmeno al que no le importa con la vida humana, como si su acción fuera un juego de niños, entonces la empresa se verá en la necesidad de actuar y pagar por no pensar ni un poco en la responsabilidad que entraña administrar un corredor, precisamente, en un lugar difícil de controlar si no se cuenta con un equipo de vigilantes que imponga el orden.
No hace mucho, un conductor casi pierde la vida por una piedra de gran tamaño que lanzó uno de estos enloquecidos pobladores de las áreas cercanas al corredor Norte. El hombre resultó herido, pero aún no se sabe si la ENA ha asumido alguna responsabilidad en el caso.
Si la ENA no puede nombrar a un personal para evitar que se tiren piedras y objetos que ocasionen incidentes que puedan causar daños a terceros, entonces que solicite ayuda a los estamentos de seguridad, puesto que es inconcebible que continúen desatándose estos ataques en perjuicio de terceros.
La ENA debió condolerse por el mal causado por los nuevos depredadores que siembran el caos en el corredor Norte y no espantarse públicamente las pulgas. Aunque no lo quieran, tendrán que pagar por los daños ocasionados a los automovilistas cuando presenten las denuncias ante el Ministerio Público, y tendrán que buscar la manera de crear un equipo que vigile los sectores donde los maleantes acostumbran a lanzar piedras y objetos. O también pueden solicitar la colaboración de la Policía Nacional para desplegar allí miembros de esta institución.
Que no diga la ENA que carece de fondos necesarios para acabar con esta arbitrariedad, ya que recauda suficiente dinero, y ella, irresponsablemente, ha venido haciéndose la sorda y la ciega desde hace tiempo cuando se iniciaron estos desmanes. Nadie está exento de sufrir un ataque en el corredor Norte y por eso se deben tomar todas las medidas para evitar que sigan ocurriendo estas arbitrariedades.
La responsabilidad de la ENA no es solo recaudar fondos y pagarle a su director un sueldo de 10 mil dólares mensuales, sino también velar por la seguridad de todos los que utilizan esa vía diariamente. Deben atrapar a estos desalmados para evitar que continúen atentando contra sus congéneres.