La nueva prueba ofreció resultados comparables o incluso mejores que los del ensayo estándar recomendado para el diagnóstico de la quitridiomicosis.
El Centro de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) en Panamá se asoció con el Centro de Biología Celular y Molecular en India para desarrollar y validar una nueva prueba para la detección de cepas de quitridiomicosis, ofreciendo nuevas pistas sobre una enfermedad que ha causado la disminución dramática de más de 500 especies de anfibios y la extinción de otras 90. La nueva prueba, descrita en la revista Transboundary and Emerging Diseases, identificó cepas indias no detectadas previamente y detectó también con éxito cepas de otras partes del mundo.
La nueva prueba diagnóstica se validó en ranas, sapos, cecilias (anfibios sin extremidades) y salamandras (anfibios con cola) en la India, con resultados comparables o incluso mejores que el ensayo estándar recomendado para el diagnóstico de quitridiomicosis. Su efectividad fue validada con éxito en laboratorios de Panamá y Australia, demostrando que es una alternativa asequible para la vigilancia a gran escala de la quitridiomicosis en diferentes partes del mundo.
La detección rápida de la quitridiomicosis es esencial para controlar y mitigar la enfermedad. Sin embargo, las investigaciones sobre esta infección causada por dos patógenos fúngicos revela un genoma complejo que evoluciona dinámicamente. A medida que evolucionan nuevas cepas en diferentes partes del mundo y se propagan a través del comercio mundial de anfibios, se hace necesario el monitoreo generalizado de las variantes híbridas emergentes. La prueba recién desarrollada ayudará a la detección global, destacando el valor de las colaboraciones científicas internacionales en la búsqueda de soluciones a una amenaza común.
“Este ensayo permitirá a los investigadores estudiar y detectar la propagación de cepas del hongo quítrido anfibio que antes pasaban desapercibidas, especialmente en países alrededor del Océano Índico, donde el comercio ha movido e introducido especies de ranas”, dijo el científico de STRI Roberto Ibáñez, quien colaboró en el estudio.
La nueva prueba también puede ayudar en la detección de reservorios de patógenos que aún no se han identificado. Es decir, especies de anfibios que podrían estar infectados, pero no muestran síntomas visibles de la enfermedad o mortalidad y son capaces de transmitir silenciosamente la enfermedad a otras especies susceptibles en su entorno.
“Una cepa del hongo quítrido anfibio provocó una disminución drástica de la población, incluso la desaparición de especies de anfibios en Panamá”, dijo el coautor Ibáñez. “La rana arlequín de Chiriquí (Atelopus chiriquiensis) y la rana dorada panameña (Atelopus zeteki) no se ven desde hace varios años.
Algunas especies de ranas han reaparecido en algunas localidades, pero no han recuperado completamente sus niveles de población anteriores. El hongo quítrido anfibio sigue siendo una amenaza para las especies susceptibles en áreas naturales”.