El alto comisionado de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, alertó hoy de que el golpe de Estado ha agravado la situación humanitaria en Níger, donde casi la mitad de la población depende de la ayuda exterior.
La ONU ha enviado al representante del secretario general para el Sahel, Leonardo Santos Simão, en misión a Níger para buscar “una solución pacífica a la crisis” desatada por el golpe de Estado del pasado 26 de julio, anunció hoy el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.
Simão, que es esperado “en breve” en la capital, Niamey, se entrevistará con los golpistas que dirigen el Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (CNSP), a quienes transmitirá dos mensajes principales: que propicien “una vuelta al orden constitucional” y que liberen al presidente depuesto Mohamed Bazoum.
Dujarric explicó que la ONU mantiene un contacto regular con Bazoum “por varios canales” y confirmó que está vivo, aunque dijo no disponer de información actualizada sobre su salud.
No está claro que la CNSP permita a Simão visitar a Bazoum, pues en misiones previas de otros países -por ejemplo, de Estados Unidos o de la Comunidad de Estados de África del Oeste (Cedeao)-, los golpistas no les han permitido reunirse con él salvo en una ocasión, cuando viajó el presidente de Chad.
El partido de Bazoum ha denunciado que sus captores le han privado de electricidad, medicinas y alimentos frescos, además de que han amenazado con juzgarlo por “alta traición” y han asegurado que podrían matarlo si el país sufre una intervención militar extranjera.
El portavoz Dujarric dijo que Simão, que lleva en el cargo poco más de dos meses, está también en contacto permanente con el Cedeao y otras partes interesadas y fruto de estos contactos ha sido el viaje que acaba de terminar a Mauritania para sondear a los países de la región sobre el mejor modo de superar la crisis.
Por otro lado, el alto comisionado de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, alertó hoy de que el golpe de Estado ha agravado la situación humanitaria en el país, donde casi la mitad de la población depende de la ayuda exterior.
Desde el golpe, las fronteras del país están cerradas, el comercio paralizado, la población sufre continuos cortes de electricidad y los precios de los alimentos han aumentado con fuerza.