Su interior es color rojo vino, parecida a una remolacha cocida, aunque también puede ser blanca. Se siente carnosa, tierna y blanda. Se deshace fácilmente en la boca. Es tan refrescante e hidratante que produce deseos de consumir más.
Buena acogida está teniendo la pitahaya. Esta fruta, por su valor nutricional y medicinal, aumenta rápidamente su preferencia.
La encontramos más a menudo en los mercados y ya ha adquirido auge entre los productores, quienes se esmeran en su cultivo y apuntan a que sea aún más conocida.
Su peculiar aspecto no le permite pasar inadvertida. La forma redondeada y cáscara gruesa de colores vivos, rojo-fucsia o amarillo, con capas que parecen escamas, llama mucho la atención.
Recientemente tuve la oportunidad de tener en mis manos y probar la exótica fruta que aún no me había decidido a comprar, pero que sí tenía curiosidad por saber si era tan espectacular como se veía.
Fue el señor Martín Wan (padre), del Supermercado Soralpina de Sorá, Chame, quien me la obsequió. Así disfruté por primera vez de tan interesante fruto y surgió mi deseo por conocer más sobre sus bondades.
Mi pitahaya estaba lista, muy bien desarrollada y en su punto justo de maduración. Era grande, ocupaba toda la palma de mi mano.
Para disfrutar de su pulpa jugosa, se rebana. También se puede dividir en cuartos o por la mitad para separar su contenido.
Su interior es color rojo vino, parecida a una remolacha cocida, aunque también puede ser blanca. Cuando se corta, brota mucho líquido. Se siente carnosa, tierna y blanda. Se deshace fácilmente en la boca. Es tan refrescante e hidratante que produce deseos de consumir más. Tiene diminutas semillas color negro, delicadas y comestibles. Es de suave olor.
Fue un deleite para mis papilas gustativas consumirla en su forma natural. Le sentí dulzor, pero no empalagoso, muy agradable.
La pitahaya tiene alto valor benéfico. De acuerdo a Mercados Nacionales de la Cadena de Frío, entre estos encuentran:
“- Refuerza el sistema inmunológico estimulando la producción de glóbulos blancos, rojos y plaquetas.
– Posee efecto antinflamatorio.
– Ayuda a regular el tránsito intestinal y sus semillas tienen efecto laxante.
– Regula el nivel de azúcar en la sangre.
– Estimula la producción de colágeno.
– Mejora la absorción de hierro (imprescindible para evitar o combatir la anemia ferropénica).
– Excelente para la formación de huesos y dientes.
– Al ser rica en agua y baja en carbohidratos, su consumo es excelente para personas que realizan dietas de adelgazamiento”.
La fuente señaló que tiene “antioxidantes y mucha vitamina C”. También, “pertenece al grupo de la vitamina B y contiene minerales como: calcio, fósforo, hierro, alto contenido de agua, proteína vegetal y fibra soluble”, entre otros. Además, afirmó que está recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La planta de la pitahaya es un cactus con abundantes ramificaciones verdes, largas, de bordes irregulares y divididas en segmentos. Es trepadora y cuelga, por lo que se enlaza a otros árboles y también le colocan soportes para que no se incline y continúe su crecimiento.
Sus flores acampanadas son hermosas, de gran tamaño, color blanco con amarillo claro. Empiezan a abrir cuando cae el sol y tienen un dulce aroma. A solo unos meses de tan espectacular floración, los frutos pueden ser cosechados.
Los cultivos de pitahayas se dan en países tropicales y subtropicales. Por lo general, su propagación se lleva a cabo mediante estacas debido a que toma menos tiempo. También se pueden utilizar semillas secas del fruto que se desee reproducir.
Al respecto, conversamos con Martin Alberto Wan (Martin, Jr.), sobre la producción familiar de esta valiosa planta. El cuidado y contacto con las plantas es un estilo de vida que disfruta su madre, la señora Miriam Luo, ante la posibilidad de cultivar en su residencia en Sorá.
Contó, Martín, Jr.: “Más que un negocio o emprendimiento es algo que le encanta hacer a mi mamá. A ella le gusta mantener su jardín y sembrar todo tipo de frutas y plantas”.
La práctica del cultivo hace sentir felicidad, tranquilidad y motivación. Si esta afición se realiza con amor y de forma dedicada, así responderán las plantaciones y se obtendrán buenos y muchos frutos.
La idea del emprendimiento con las pitahayas surgió porque, “a mis padres les gusta comer las pitahayas y nosotros, los hijos, le dijimos a mi mamá que por qué no las sembraba en el patio de la casa, ya que ella contaba con tiempo, le gustaba cuidar su jardín y ella misma sembrar”, relató, Martín, Jr.
El conocimiento y buenos cuidados de la señora Luo, han generado excelente rendimiento de su huerto en su hogar. Muy generosa ha sido la producción.
Martín Jr., señaló que, “al tener demasiadas pitahayas y frutas y no poder consumirlas todas, al principio las regalábamos a familiares y amigos. Luego, le decíamos a mi mamá que por qué no empezábamos a venderlas a las personas que quisieran o desearan probarlas”.
En cuanto a la pitahaya, producto de aspecto diferente y aún extraño para algunos, dijo que, “al principio, a las personas que no conocían la fruta, se les hacía difícil probar algo nuevo para ellos, pero poco a poco fueron intentando y les empezó a gustar”.
Agregó, “aquellos que las habían probado en otro lado, luego de degustar las nuestras, nos decían que eran mucho más dulces. Al respecto, reveló, “es porque mi mamá usa todo orgánico y ella más que verlo como un negocio, siembra para ella misma”.
El proceso de la agricultura orgánica es más laborioso, pero tiene muchos beneficios para el enriquecimiento del suelo y mejora la calidad de los frutos.
Actualmente, la señora Luo continúa con la gratificante tarea de plantar, cuidar y cultivar la demandada fruta. Martin Wan, Jr., explicó que su padre, él y a veces su cuñado, luego de sus trabajos, le apoyan en abonar la tierra y cosechar.
Pueden adquirir las frutas en el Supermercado Soralpina y contactando al señor Martín Wan (Cel. 6703-5888) y Martin Jr. (6809-7529). Para el área de La Chorrera, con Lily Wan (6480-5168).
Cada vez más personas las emplean en mermeladas, bebidas, helados, batidos, ensaladas o acompañadas de otras frutas. Y por qué no, atrévase a que formen parte de su propio huerto, como la señora Luo.
A esta sana y rica fruta con características únicas también se le llama fruta del dragón. Este nombre se debe a que la forma que toma cuando se adhiere a los árboles y fruto se asemejan al ser de las mitologías de múltiples simbolismos.
De acuerdo al Manual del cultivo de la Pitahaya, desde tiempos precolombinos se emplea en Centroamérica.
“Aunque tienen amplia distribución geográfica, se cultivan principalmente en Colombia, Nicaragua, Guatemala, México, Israel y Ecuador. También en Vietnam, Taiwán, China y Estados Unidos”, indicó la fuente. La demanda en Panamá continúa en crecimiento y su fomento es considerado de importancia.