Hasta diciembre, ambas profesionales pueden seguir ejerciendo a distancia en medios independientes
La cubana residente en México Loraine Morales, de 31 años, y la colombiana Andrea Aldama, de 42, ambas periodistas amenazadas y obligadas al exilio por denunciar la vulneración de los Derechos Humanos por parte de las fuerzas militares y de seguridad en sus lugares de origen, coinciden en que es complicado “contar un país a distancia”.
Morales y Aldama forman parte de una iniciativa pionera en España de acogida a periodistas iberoamericanos en riesgo, organizada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la Universidad Miguel Hernández (UMH) del municipio español de Elche (este), donde están residiendo durante un cuatrimestre.
Hasta diciembre, ambas profesionales pueden seguir ejerciendo a distancia en medios independientes en un “espacio seguro”, a la vez que se forman en la institución universitaria para mejorar su futuro laboral y participan como docentes trasladando su experiencia en talleres con alumnos de Periodismo.
“A veces cuando sales de tu país pierdes todo”, explica en una entrevista con EFE Morales. “No todos somos capaces de, por ejemplo, mantener el vínculo con el medio de prensa que dejas atrás y ejercer a distancia o contar un país desde lejos, es muy complicado”, insiste.
Morales abandonó Cuba para un doctorado sobre migración cuando estallaron las protestas del 11 de julio de 2021 en las calles de la isla por los cortes de luz y la falta de medicinas y alimentos.
“Fue ahí, cuando el Gobierno cubano soltó las tropas especiales y empezaron a disparar a la propia población, cuando tomé la decisión de que yo no me podía quedar callada, que tenía que volver al periodismo”, aún sabiendo que “si no estás adscrito a los medios oficiales y ejerces de manera independiente no tienes cabida” en Cuba, explica.
Esto es así -prosigue- “porque solo los medios gubernamentales tienen actividad, a lo que se añade un Código Penal por el que quien percibe algún ingreso desde fuera comete un delito de ‘mercenarismo’ con cárcel”.
“Muchos periodistas se vieron obligados a salir de forma expedita”, de manera que “los que están dentro corren riesgo sin libertad y los que estamos fuera no podemos regresar”, añade.
Morales ve “magnífica” la oportunidad del “espacio seguro” que les brinda el programa de RSF y la Universidad Miguel Hernández: “Es un ‘gana y gana’, puedo seguir en el periodismo a la vez que fortalezco mi currículum con la docencia enseñando a los jóvenes el contexto latinoamericano”.
Para Aldama, este tipo de iniciativas deberían ampliarse para sacar a otros muchos compañeros de profesión amenazados.
“Es inconcebible que te violente quien, precisamente, tiene que protegerte por mandato constitucional”, señala la colombiana, experta en violaciones de Derechos Humanos y corrupción de todos los actores militarizados, especialmente en los estatales (Ejército, Policía y Fiscalía).
Precisamente uno de sus reportajes obligaron a dimitir a un fiscal de Medellín por sus vínculos con el narcotráfico y también le creó grandes enemigos denunciar violaciones de niñas indígenas por parte de miembros del Ejército.
Estas publicaciones y otras más empujaron a RSF a sacarla en enero de 2021 y aunque “en un principio no me hacía la idea del exilio porque yo tenía una vida en Colombia”, pronto llegó a la conclusión de que “no vale la pena dar la vida” y desde hace dos años sigue informando de la actualidad de su país desde Madrid.