“El cacao de Nariño tiene todo el potencial para que lo valoremos en Colombia y para llegar a mercados internacionales”, señaló a EFE María Isabel Cerón sobre un cacao cultivado con materiales orgánicos y ningún químico.
Las mujeres de algunos de los municipios más violentos del departamento de Nariño, en el suroccidente de Colombia, siembran un cacao que empezó como una lucha para reconocer el empoderamiento femenino que ahora se recoge en un libro de crónicas que ponen en valor un cultivo ancestral y una lucha por sobrevivir.
“Nos estamos dando cuenta que el cacao puede dar mucho más beneficio que sembrar ilícito”, explicó a EFE una de las trasformadoras del cacao en el municipio de Tumaco, María Eufemia Mina.
Las plantaciones de cacao en esta convulsa zona estaban casi abandonadas y se cultivaba “artesanalmente” por la falta de recursos, pero gracias a un proyecto impulsado por Ayuda en Acción han podido fortalecer los cultivos y mejorar las condiciones económicas de estas comunidades, que ahora producen “un 20 % más”, según la directora de esta organización, María Isabel Cerón.
“El cacao estaba cuando nací porque mi papá lo cosechaba, pero se fue porque no estaba dando ese fruto, luego llegó el monocultivo y la gente prefirió hacer ese cambio para buscar una mejor vida para las familias (…) Ahora queremos que el monocultivo se vaya y se quede el cacao nuestro”, dijo María Eufemia.
Alta calidad del cacao
El cacao cultivado en los municipios de Tumaco, Policarpa o Leiva tiene una particularidad: no tiene cadmio, un metal que es cancerígeno y que está prohibido en la Unión Europea.
“El cacao de Nariño tiene todo el potencial para que lo valoremos en Colombia y para llegar a mercados internacionales”, señaló a EFE Cerón sobre un cacao cultivado con materiales orgánicos y ningún químico.
La alta calidad del producto está propiciando que se dé a conocer en países como Honduras, España, México y Perú; aunque la pureza de este cacao que lo hace de “una calidad maravillosa” también supone un encarecimiento del producto.
No obstante, “en la actualidad la gente paga por esta diferenciación del producto”, explicó Cerón.
Empoderamiento de la mujer
“Nosotras aceptamos el proyecto para visibilizarnos como mujeres, darnos la oportunidad de que nos den espacios de estar presentes y de expresarnos, lo monetario llega después”, afirmó Mina.
La lideresa valoró que el proceso de fortalecimiento de las mujeres en el territorio puede dar la oportunidad a las madres para comenzar su propio emprendimiento y tener una buena economía para que los hijos puedan estudiar.
“Con la transformación del cacao tenemos la oportunidad de darnos a conocer como mujeres”, concluyó Mina después de declarar que “la meta es seguir fortaleciendo el territorio” para llevar cosas buenas y dinero a la familia.
Ahora estas historias de mujeres se recogen en el libro “Behind cacao”, una recolección de estas luchas incansables de las mujeres y el cacao.