En su primer discurso tras conocer estos resultados, Wilders pidió a los otros partidos ceder para formar gobierno con él y advirtió de que el PVV ya no puede ser arrinconado en la oposición porque eso sería “muy antidemocrático” y “los votantes no lo aceptarían”.
La amplia victoria del partido de ultraderecha PVV, del islamófobo y euroescéptico Geert Wilders, ha pillado por sorpresa a Países Bajos, que se enfrenta ahora a un rompecabezas para formar gobierno, dado que muchos partidos descartaron negociar con la extrema derecha, pero su número de escaños impide arrinconarla en la oposición.
Las encuestas de los días previos a las elecciones advertían de un ascenso del PVV, pero seguían situándolo hacia un segundo lugar, después de los liberales de derechas VVD, con Dilan Yeşilgöz a la cabeza. El resultado electoral se aleja de esas predicciones: el PVV obtiene 35 escaños, y el VVD 24, quedando tercero en un Parlamento de 150 diputados.
En segundo lugar, ha quedado el bloque de izquierdas formado por el socialdemócrata PvdA y los verdes GroenLinks, que encabeza el exvicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans, con 25 escaños. Nuevo Contrato Social (NSC), partido del democristiano Pieter Omtzigt, entra por primera vez en el Parlamento con 20 escaños.
Ningún partido ha logrado mayoría suficiente para gobernar en solitario, pero Países Bajos ha estado siempre dirigido por coaliciones. El Gobierno en funciones, que encabeza Mark Rutte (VVD), está formado por cuatro grupos parlamentarios.
Países Bajos abre ahora una etapa de negociaciones, y como el PVV ha logrado el mayor número de escaños, Wilders tiene la prioridad para llevar esas conversaciones a buen puerto. Podría lograr mayoría con VVD y NSC, que sumarían 79 escaños en un gabinete de tres partidos, pero Yeşilgöz y Omtzigt ya han dicho que “no será fácil” y que no están dispuestos a tenerle a él como jefe de gobierno.
Con el apoyo de los 7 escaños del partido de los granjeros BBB, una eventual coalición con el centroderecha le daría a Wilders una mayoría dominante de 86 escaños.
Timmermans ya ha dejado claro que no gobernará con la ultraderecha, por lo que, si Wilders fracasa, la izquierda podría intentar negociar un gobierno con el VVD y NSC, además de los liberales de izquierdas D66, que, a pesar de haber sufrido un batacazo electoral, mantienen 10 de sus 24 escaños. Los cuatro sumarían 79, si se confirman los sondeos, que tiene un margen de error de un escaño.
“Este es el momento de defender la democracia y el Estado de derecho”, dijo Timmermans.
Marco legal y constitucional
En su primer discurso tras conocer estos resultados, Wilders pidió a los otros partidos ceder para formar gobierno con él y advirtió de que el PVV ya no puede ser arrinconado en la oposición porque eso sería “muy antidemocrático” y “los votantes no lo aceptarían”.
Ante la multitud que acudió a la noche electoral del PVV en el barrio costero de Scheveningen, en La Haya, Wilders aseguró estar listo para ser el líder de “todos los neerlandeses” y encontrar soluciones “dentro del marco legal y constitucional”.
“La esperanza de Países Bajos es que la gente recupere su país. Que el tsunami del asilo sea limitado, que llegue más dinero a las carteras de los ciudadanos”, señaló Wilders, quien consideró que “el votante ha hablado” y el PVV se asegurará de “priorizar los intereses de los neerlandeses” en la próxima legislatura.
Desde su fundación en 2006, el PVV propone un referéndum sobre la salida de Países Bajos de la Unión Europea (Nexit), así como el cierre de las mezquitas, la prohibición del Corán, y la aplicación de una política estricta contra la inmigración y el asilo, puntos que llevaron a múltiples partidos a excluirlo como socio durante la campaña.
No obstante, a una semana de las elecciones, Wilders aseguró que su prioridad ya no es evitar la “islamización” de Países Bajos y que los neerlandeses “tienen problemas más importantes”, en un guiño a Yeşilgöz, que no le había descartado como socio. El PVV se disparó en las encuestas después de esas afirmaciones de Wilders.
Después de depositar su voto este miércoles, Wilders reiteró esa promesa: “Quiero ser primer ministro de todos en Países Bajos, independientemente del origen o la religión”.
Organismos musulmanes y de inmigrantes marroquíes en Países Bajos mostraron su preocupación tras la victoria de la extrema derecha. “La angustia y el miedo son muy grandes”, aseguró Habib el Kadouri, de la Asociación de Neerlandeses-Marroquíes (SMN).
“No podemos hacer nada más que aferrarnos a la Constitución que menciona la igualdad y la religión como derechos”, agregó Muhsin Köktas, de un organismo de contacto entre la comunidad musulmana y el gobierno neerlandés (CMO).