El populismo autoritario de Bukele pone a prueba los límites de la democracia

El populismo autoritario de Bukele pone a prueba los límites de la democracia
Fotografía de archivo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele. EFE/Rodrigo Sura.

Fácil victoria con el 87% de los votos en unas elecciones sin contrincantes

Las elecciones presidenciales de este domingo en El Salvador marcaron varios hitos históricos. El mayor de todos, el haber permitido que el presidente Nayib Bukele se presentara a la reelección a pesar de que la Constitución lo prohíbe, informó el diario español La Razón.

La Oficina en Washington de Asuntos Latinoamericanos (WOLA) expresó su profunda preocupación al respecto y señaló que los votantes en Estados Unidos -donde se concentra la mayor cantidad de emigrados del país- votarán sin reglas claras, sin control electoral y sin observación directa.

Carolina Jiménez, presidenta de Oficina en Washington de Asuntos Latinoamericanos de (WOLA), ha sido enfática en cómo el populismo autoritario en El Salvador construyó un marco de irregularidades “que pone la legitimidad del resultado en entredicho, como la reducción del número de escaños y alcaldías y el cambio del sistema de recuento solo unos meses antes de la elección. Es lo que en inglés se llama gerrymandering”. El diseño de los distritos electorales para su propio beneficio.

Jiménez ha dicho que aunque Bukele se impuso por una abrumadora mayoría “la democracia no depende exclusivamente de los votos o del respaldo que tiene un líder político, es un sistema de reglas, normas, instituciones”.

“Aunque los salvadoreños están de acuerdo con que se detenga a los pandilleros –opinó Jiménez- cuando desgranas los datos y preguntas si está de acuerdo con que se detenga a una persona arbitrariamente, te dicen que no. Al final hablamos de una ciudadanía que, de tener mayor información, probablemente estaría en contra de alguna de las prácticas del gobierno”.

En cualquier caso, este domingo 4 de febrero nadie dudaba de que Bukele lograría su reelección con facilidad y mantendría su supermayoría parlamentaria, logrando 57 de los 60 escaños.

La disminución en las cifras de crímenes violentos es el principal logro de Bukele presidente, que ha llegado a decir que El Salvador se encamina a ser uno de los países más seguros del continente. Lo ha hecho con un régimen de excepción que suspendió las garantías personales, con amplios operativos de detenciones masivas y con la construcción de enormes cárceles de máxima seguridad donde encerrar a “los terroristas”.

No obstante, mientras el gobierno ha declarado información reservada todas las estadísticas sobre crímenes, organizaciones independientes como Socorro Jurídico alertan que el “modelo Bukele” ha impactado en miles de inocentes. En agosto pasado, el Ejecutivo reconoció que 6,000 detenidos lo eran y ya habían sido liberados, pero se denunciaba que faltaban otros 14,000.

La ONG Cristosal, ha dicho que El Salvador llegó a ser el país con la tasa per cápita más alta del mundo de personas privadas de libertad, con 2,144 por cada 100,000 habitantes, y que algunos detenidos lo fueron simplemente por tener algún tatuaje.

Las críticas a Bukele no se reducen a lo penitenciario. Durante esta campaña presidencial fue señalado también de hacer campaña a partir del hambre. Empleados públicos y hasta “reos en fase de confianza” participaron de jornadas para repartir cajas de comida, papel higiénico, entre otros artículos de la canasta básica, en zonas del interior del país. Entre los productos regalados se incluyeron en algunos casos arroz y fertilizantes donados por China.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *