Pronto cumpliremos 25 años desde que asumimos el control del Canal y comenzará a transcurrir la segunda cuarta parte del siglo XXI. La era actual agoniza
Desde la recuperación de nuestra democracia en 1990 con la llegada al poder del presidente Guillermo Endara Galimany, y bajo los gobiernos subsiguientes, Panamá ha experimentado transformaciones significativas, sobre todo en lo socioeconómico y en infraestructura. Esto ha sido un logro de los distintos partidos que han gobernado y de los múltiples sectores que han contribuido. Aunque el camino sigue lleno de retos, se han logrado avances notables.
En el terreno de la nutrición, hemos sido testigos de un cambio profundo. Pasamos de un alarmante 19% de niños menores de cinco años afectados por desnutrición crónica en 1990, a una realidad más esperanzadora del 10% en el 2019. Aún así, el desafío persiste con desequilibrios regionales, un retroceso por la pandemia y el aumento de los niveles de obesidad y sobrepeso, lo que nos recuerda la importancia de una visión integral.
Lamentablemente la actual administración, que tanta esperanza despertó en el Panamá rural, ha casi descartado el Senapan. Mayor prosperidad en zonas rezagadas y una implacable aplicación del Plan de Seguridad Alimentaria y , son tan solo pasos de lo urgente.
Por otra parte la educación, pilar fundamental de toda sociedad, ha aumentado tanto en acceso como en cobertura, lo cual refleja un compromiso sostenido con la formación de futuras generaciones. La educación primaria, y la expansión del acceso a la educación secundaria y superior, han sido hitos destacados que demuestran la determinación del país por garantizar una educación universal.
De acuerdo con el Banco Mundial, la tasa de matrícula en educación primaria estuvo bastante cerca del 100% en el 2022; y la educación secundaria ascendió del 50% en 1990 a 75% en el 2019, evidenciando un incremento constante en los niveles de acceso a esas dos etapas claves de la instrucción formal de la población.
A pesar de esos logros, la calidad educativa y los resultados en las pruebas estandarizadas PISA nos señalan el camino que aún debemos recorrer para asegurar que nuestros jóvenes estén preparados para enfrentar los desafíos del siglo XXI, reafirmando el empeño panameño en forjar una sociedad más educada y equitativa. Políticas ingeniosas, permitirán que la calidad vaya a la par de la cantidad.
La evolución nutricional y educativa se debe, en parte no menor, a una consecuencia secundaria -muchas veces obviada- de la Red de Oportunidades. Para acceder a las transferencias monetarias condicionadas, los beneficiarios deben asistir regularmente a programas del Minsa y Meduca, obligando, en un círculo virtuoso, a ampliar la presencia del Estado. No puede exigirse asistencia a servicios que no se prestan.
Sin duda también ha habido efectos no deseados de esos subsidios, como el incentivo a la no superación personal y la eternización de sus participantes, temas que deben revisarse.
Finalmente, el crecimiento económico de Panamá ha doblado su PIB en cada una de las tres décadas, desde la recuperación de la democracia. En 1990, el país se situaba en $7,000 millones de dólares y en la actualidad roza los $80,000 millones.
Aun así, la carga tributaria en Panamá sigue siendo relativamente baja en comparación con otros países de América Latina. Según datos del Ministerio de Economía y Finanzas, la recaudación fiscal como porcentaje del PIB en Panamá fue del 13.8% en 2022.
En contraste, otros países hermanos tienen un índice que oscila entre el 26% y el 33%. La carga fiscal como porcentaje del PIB es un termómetro de cómo un gobierno gestiona sus recursos en relación con la economía en su conjunto, afectando directamente la sostenibilidad fiscal, la provisión de servicios públicos y la salud general del Estado.
Estos 30 años de progreso y transformación no solo moldean el presente, también han sentado las bases para un futuro lleno de oportunidades. La reducción de la pobreza, los avances en nutrición, educación, y el crecimiento económico, son testimonios de lo que podemos lograr como nación.
El camino hacia un territorio más próspero, justo y sostenible requiere del esfuerzo de todos los sectores de la sociedad. Estamos llamados a participar activamente en la construcción de ese futuro, inspirados por el legado de nuestra historia reciente y motivados por la promesa de un Panamá mejor.
Durante el resto de la temporada electoral ahondaremos en cómo la innovación social y la cooperación técnica, facilitarán nuestro continuo mejoramiento y nos ayudarán a superar la estrechez fiscal que enfrentará la próxima administración.