Los responsables del Canal están tomando medidas para garantizar su viabilidad durante otro siglo
“La vía navegable más famosa de América se está secando”, así comienza un extenso reportaje de la cadena británica BBC News.
A diferencia del Canal de Suez, el Canal de Panamá es alimentado por un lago de agua dulce, el lago Gatún, y su nivel de agua está cayendo críticamente. El Canal de Panamá depende del agua de lluvia, que escasea.
La falta de lluvia y el cambio climático han contribuido al segundo año más seco en los 110 años de historia del Canal.
El pasado mes de octubre fue el más seco desde que existen registros. En la región del canal ha llovido un 41% menos de lo normal, y la sequía amenaza con seguir perturbando el tráfico de mercancías con un valor de $270,000 millones que circula cada año por el atajo entre el Atlántico y el Pacífico.
El número de buques se ha reducido de 36 a 24 en promedio. Además, cada buque transporta ahora menos carga debido a las restricciones de peso.
En tiempos normales, alrededor del 5% del comercio marítimo mundial utiliza el Canal, y el 40% del tráfico de contenedores de Estados Unidos.
Si la ruta se seca, los transportistas se verán obligados a buscar alternativas, lo que alargará la duración del viaje y elevará los costes.
Pero los responsables del Canal están tomando medidas para garantizar su viabilidad durante otro siglo, y más allá.
La jefa de sostenibilidad de la Autoridad del Canal, Ilya Espino de Marotta, afirmó que están trabajando en la búsqueda de soluciones para garantizar que la vía interocéanica no se quede sin agua.
La autoridad se ha ocupado de desarrollar un plan para invertir $8,500 millones en proyectos sostenibles en los próximos cinco años, que espera puedan ayudar a la vía navegable a sobrevivir, incluso cuando los cambios sacudan el planeta.
Cada barco que pasa por las esclusas utiliza unos 50 millones de galones de agua, y un puñado de esclusas nuevas construidas en el 2016 –las esclusas Neo-Panamax, más grandes– ahorran un 60% de esa agua.
La Autoridad del Canal ha encontrado formas de reutilizar el agua de las esclusas, lo que se denomina llenado cruzado, ahorrando el equivalente a seis cruces diarios.
También está considerando construir embalses, su primer gran proyecto desde que terminó el nuevo juego de esclusas en el 2016.
Para ahorrar más agua en los meses de lluvia y aumentar el suministro en épocas más secas, prevén embalsar el cercano río Indio y conducir el agua dulce al lago Gatún, principal embalse del Canal. El plan aumentaría el tráfico de buques entre 12 y 15 al día.
Otra opción es construir plantas desalinizadoras. La falta de lluvias ha aumentado la salinidad de los lagos y ríos, un reto que hay que gestionar dado que es la mayor fuente de agua potable del país. Pero esa opción es costosa y extraer la sal del agua de mar requiere una enorme cantidad de energía.
Los volúmenes comerciales a través del Canal han caído un 49% en comparación con su punto álgido.
Antes de la actual crisis del Mar Rojo, algunos buques que transportaban mercancías desde Asia fueron desviados por el Canal de Suez. Con esa opción menos segura, ha aumentado la demanda de transporte por ferrocarril y carretera a través de Panamá.
Si las lluvias llegan en mayo como se espera, el Canal planea aumentar el número de barcos que pueden pasar por sus esclusas, pero eso es sólo una solución a corto plazo.
Los cambios en los patrones de precipitaciones sirven como recordatorio del gran impacto que el cambio climático podría tener en el comercio mundial y en el futuro a largo plazo del Canal de Panamá.