Se trata de una práctica dolorosa y a veces mortal que también tiene consecuencias psicológicas y físicas a largo plazo
En el contexto del Día Internacional de los Derechos de la Mujer, un organismo de la ONU divulgó un estudio que estableció que actualmente más de 230 millones de niñas y mujeres en el mundo han sufrido mutilación genital, informó el diario catalán El Periódico.
“Es una mala noticia. Una cifra enorme, más grande que nunca”, dijo Claudia Coppa, autora principal del informe sobre la mutilación genital femenina. La cifra supone un aumento de 30 millones en relación con un estudio realizado hace ocho años.
El informe de UNICEF se centra en 31 países donde es habitual la práctica de mutilación genital. África es el continente más afectado, con 144 millones de casos, seguido por Asia, con 80 millones y Medio Oriente con seis millones.
En varios países africanos ha habido un ligero descenso en esa práctica. Pero en otros, las cifras son alarmantes. En Somalia, el 99% de las mujeres entre 15 y 49 años han sufrido mutilación genital, el 95% en Guinea, el 90% en Yibuti y el 89% en Malí.
Las mujeres y niñas son sometidas a la ablación del clítoris y la escisión, que consiste en la extirpación total o parcial del clítoris y los labios menores, o la infibulación, que es la escisión más una sutura del orificio vaginal para estrecharlo.
Se trata de mutilaciones dolorosas y a veces mortales que también tienen consecuencias psicológicas y físicas a largo plazo, como problemas de fertilidad, complicaciones durante el parto, bebés nacidos muertos y dolor durante las relaciones sexuales.
“La mutilación genital femenina provoca daños físicos a las niñas, empaña su futuro y pone en peligro su vida”, declaró la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.
Los gobiernos no toman medidas para eliminar esa práctica, denunció UNICEF. Debería aplicarse un ritmo 27 veces más rápido que el actual para ver señales de reducción hacia el 2030.
La práctica ha existido durante siglos por lo que es muy difícil cambiar esas normas sociales.
Coppa señaló que detrás de todo hay formas arraigadas de desigualdad de género. “En algunas sociedades, se considera un rito de paso necesario. En otros contextos, es una forma de preservar la castidad de las hijas y de controlar su sexualidad, haciendo hincapié en la dificultad de las madres para oponerse a ello”, afirmó la experta.
“No son madres crueles. Intentan hacer lo que creen que se espera de ellas”, insistió Coppa, estableciendo una comparación más general con las expectativas que la sociedad tiene de las mujeres. Detrás está el riesgo de ver a sus hijas rechazadas por su comunidad e incapaces de casarse.
Para erradicar la mutilación genital femenina, UNICEF instó a los dirigentes y a las comunidades a redoblar esfuerzos para acabar con la discriminación y la desigualdad de género, invertir urgentemente en servicios para las niñas, impulsar su capacidad de actuación y sus recursos, priorizar los derechos de las niñas en las leyes y las políticas, y mejorar el seguimiento de los niveles de prevalencia de esta práctica con datos de calidad.