Régimen acusa de intervencionistas a gobiernos que critican violaciones a los derechos de los candidatos de oposición
Que Estados Unidos critique o sancione al régimen de Venezuela, es usual. Pero que se sumen casi en un mismo día la Unión Europea y los principales gobiernos de izquierda de Sudamérica -Brasil, Colombia, Chile- es una prueba de que el régimen de Nicolás Maduro ha cruzado una línea, otra más. Eso es lo que ha ocurrido este martes, luego de que el chavismo excluyera la candidatura de Corina Yoris de las elecciones presidenciales del 28 de julio, informaron medios de prensa internacional.
Tras un lunes de tensiones, en el que el gobernador del Estado Zulia, Manuel Rosales -señalado como escogido por el chavismo-, y el moderado Enrique Márquez solo pudieron registrar sus postulaciones al filo de la hora, las autoridades han señalado que Yoris no pudo completar el trámite por un fallo informático en la página de la autoridad electoral.
Dado que la académica había sido seleccionada como respuesta a una polémica inhabilitación de la líder opositora Corina Machado, y que la simple posibilidad de competir en las elecciones se ha tornado en una carrera de obstáculos para la oposición venezolana, la reacción internacional fue prácticamente unánime, y rompió las recientes mejoras diplomáticas que había logrado Maduro.
En Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva expresó su preocupación por el veto a la candidatura de Yoris. El Ministerio de Exteriores afirmó que “la candidata de la Plataforma Unitaria, fuerza de la oposición y sobre la cual no pesaban decisiones judiciales, fue impedida de registrarse, lo cual no es compatible con los acuerdos de Barbados”, que pusieron, en octubre pasado, los cimientos para los comicios.
Esa crítica -la primera del gobierno brasileño al chavismo por el proceso electoral- se produce meses después de que Lula acogiera en Brasilia a Maduro para una cumbre regional, en un primer paso para romper años de aislamiento diplomático.
Brasil dijo que el régimen venezolano no ha dado “ninguna explicación oficial” por el veto a Yoris, designada por la inhabilitada Machado, que ganó de manera abrumadora las primarias opositoras.
De inmediato el régimen venezolano tachó de “injerencista” la declaración emitido por Brasil. Al mismo tiempo repudió “el gris e injerencista comunicado redactado por funcionarios de la Cancillería brasileña que pareciera haber sido dictado desde el Departamento de Estado de Estados Unidos, donde se emiten comentarios cargados de profundo desconocimiento e ignorancia sobre la realidad política en Venezuela”.
La Unión Europea también se pronunció. En respuesta a una consulta de la agencia EFE, su portavoz de Exteriores, Peter Stanos, dejó clara la posición. “La Unión Europea está profundamente preocupada y lamenta el proceso irregular y opaco que ha impedido a algunos partidos registrar a sus candidatos presidenciales”.
Algo similar ha ocurrido con el gobierno de Gustavo Petro en Colombia. En un comunicado de prensa, la Cancillería de Bogotá “reitera su respeto absoluto a la soberanía y autonomía del pueblo venezolano”, pero a renglón seguido “expresa su preocupación por los recientes acontecimientos acaecidos con ocasión de la inscripción de algunas candidaturas presidenciales, particularmente en lo relativo a las dificultades que enfrentaron sectores mayoritarios de oposición”. Como Brasilia, recuerda la importancia de los acuerdos de Barbados, que Petro ha impulsado.
El canciller venezolano, Yván Gil, reaccionó en sus redes sociales. “La Cancillería colombiana da un paso en falso y comete un acto de grosera injerencia en asuntos que solo le competen a los venezolanos”, afirmó.
A las críticas de la Unión Europea Gil dijo que “con el seguidismo a la política exterior de Washington, se hunde nuevamente en el fango del intervencionismo”.
Las denuncias contra las arbitrariedades del régimen de Maduro han llegado también de Costa Rica, Ecuador y Perú. El canciller de Uruguay, Omar Paganini, dijo que Venezuela se está consolidando como “una dictadura” y que el proceso electoral del país “se ha desvirtuado por completo”.
De manera incluso más notoria, el presidente de izquierda de Chile, Gabriel Boric, condenó la “detención arbitraria de representantes políticos de la oposición venezolana”, en referencia a las medidas judiciales tomadas contra importantes miembros del partido de Machado.