Sospechas de que el régimen de Netanyahu está ganando tiempo en espera de que Trump ocupe el puesto de Biden el próximo 5 de noviembre
“La decisión del Consejo de Seguridad no tiene relevancia operativa para a nosotros”, escribió el ministro Benny Gantz en X, refiriéndose a la resolución de la ONU que pide un alto el fuego inmediato en Gaza durante el Ramadán, y la liberación de rehenes. “El Estado de Israel tiene la obligación moral de seguir luchando hasta que se devuelvan los rehenes y se elimine la amenaza de Hamás, y eso es lo que haremos”, informaron medios de prensa internacional.
Los desafíos y disputas van más allá de los aliados –Estados Unidos e Israel– y los enemigos –Israel y Hamás– y están cada vez más patentes y de modo menos diplomático en el gabinete del régimen israelí.
Desde el punto de vista bélico, los analistas militares señalan que la guerra en Gaza se ha reducido en gran medida a dos batallas a nivel de brigadas: La operación en el Hospital Shifa de la ciudad de Gaza y una más pequeña en el Hospital Al Amal, en Jan Yunís. Y, sin embargo, la difícil relación entre Israel y Estados Unidos podrían condicionar la naturaleza de los combates.
La brecha abierta el lunes en la ONU venía gestándose con las críticas de la administración Biden en torno a las dificultades para proporcionar ayuda humanitaria a los habitantes de Gaza, las excesivas muertes de civiles y las frecuentes amenazas de Netanyahu de invadir Rafah. El domingo, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, aseguró que una operación israelí en Rafah sería un “gran error” y se negó a descartar “consecuencias” para Israel.
Los analistas israelíes señalan que era tan poco esperada la abstención estadunidense como la reacción de Netanyahu, que funcionarios de Biden tildaron de “emocional”, de parar en seco el viaje a Washington del ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, y el Asesor de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi.
Particularmente, porque había sido el propio Netanyahu quien había quedado con Biden para que se realizara ese viaje para limar sus diferencias sobre la operación militar que Israel quiere emprender en Rafah. Se suponía que sería la segunda visita importante de Israel a Estados Unidos esta semana. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ya está allí, discutiendo con sus anfitriones las solicitudes urgentes de Israel de ayuda adicional.
El escalafón de Defensa israelí se muestra preocupado por el empeoramiento de las relaciones con Estados Unidos y el deterioro de la posición internacional de Israel. Se teme que este sea el comienzo de un proceso que dure años.
El expresidente Donald Trump advirtió a Israel que está perdiendo gran parte de su apoyo en la comunidad internacional por la guerra de Gaza y le pidió que concluya rápidamente su campaña militar en una entrevista con el diario “Israel Hayom”.
La advertencia de Trump desemboca en su conclusión de que Hamás no habría atacado Israel si él hubiera sido el presidente. “Biden no puede juntar dos frases. No puede hablar. Es una persona muy tonta. Es una persona tonta. Su política exterior a lo largo de 50 años ha sido horrible”, dijo Trump.