La crisis de la embajada llega en el peor momento para las relaciones entre Venezuela y Argentina
La dictadura venezolana mantiene bajo asedio a la embajada de Argentina en Caracas desde que el pasado lunes ingresaran a sus instalaciones seis dirigentes opositores. Funcionarios de la Corporación Eléctrica Nacional procedieron ese día a cortar el suministro eléctrico, incluso se llevaron los fusibles. También se han producido cortes intermitentes en el servicio de agua, informó el diario argentino Clarín.
En el interior de la legación permanecen parte del equipo político más cercano a Corina Machado, encabezado por Magalli Meda, jefa de campaña y mujer de total confianza de la líder opositora, y Pedro Urruchurtu, coordinador internacional de Vente Venezuela (VV), partido liderado por la dirigente antichavista.
Les acompañan el exdiputado Omar González, que en la actualidad funge como uno de los coordinadores regionales del comando electoral, el experto electoral Humberto Villalobos, uno de los más prestigiosos del país, y Claudia Macero, al frente de la comunicación del partido. Una sexta persona prefiere mantener su identidad en el anonimato por seguridad.
Fuentes de VV, partido de María Corina Machado, denunciaron que el asedio puesto en marcha es una violación de la Convención de Viena para las relaciones diplomáticas.
La crisis de la embajada llega en el peor momento para las relaciones entre Venezuela y Argentina. El cruce de acusaciones entre ambos gobiernos es constante.
La temida Furia Bolivariana, como Maduro bautizó a esta embestida contra VV, ya le ha costado la cárcel a siete dirigentes, incluido el número dos en el partido de Machado y coordinador nacional, Henry Alviarez, y la exdiputada y jefa política, Dignora Hernández. Tanto Alviarez como Urruchurtu y Macero permanecieron a finales del año pasado durante varias semanas refugiados en una embajada europea.
Desde finales del año pasado, el régimen ha implicado a los dirigentes de VV, “microsecta” según la Fiscalía, en conspiraciones de lo más variadas, todas ellas sin pruebas ni credibilidad, que van desde saltos fronterizos a toma de cuarteles y a varios supuestos intentos de magnicidio contra Maduro.
No se trata del primer asedio de la dictadura en contra de una embajada. Durante la pandemia, tres dirigentes cercanos al por aquel entonces presidente encargado, Juan Guaidó, se refugiaron en la embajada de Francia en Caracas. El régimen también ordenó el corte del suministro eléctrico y del agua, también el gas, además de militarizar la zona.
En la residencia del embajador español en la capital venezolana también permaneció refugiado el ex prisionero político Leopoldo López durante 18 meses. La legación española contó con la protección de un equipo de seguridad, algo que Buenos Aires pretende imitar con el envío de varios militares a Caracas.