Su plan de gobierno apuesta a sacar al país de la “crisis estructural y moral” en que está sumergido
El expresidente Martín Torrijos, hijo del histórico general Omar Torrijos y bajo el peso siempre de ese apellido, se presenta a las elecciones del 5 de mayo con el arriesgado reto de someterse, si es elegido, a una consulta popular superado el ecuador de su mandato para que los panameños decidan si cumplió con sus promesas electorales o si, por el contrario, deberá irse, informó la agencia EFE.
“Al término del tercer año del mandato presidencial, voy a llevar a cabo una consulta popular para que sean ustedes los que juzguen si he cumplido o no con mis promesas, y esa consulta para mi será sagrada y vinculante”, afirmó Martín en un encuentro reciente con miembros de la sociedad civil.
Si la consulta, que Martín concibe como “viable”, arroja que no ha cumplido, propondrá de inmediato que en la reforma constitucional que impulsará se incluya la revocatoria de su mandato con vigencia inmediata porque “es hora de que los candidatos dejen de mentir.”
Abiertamente “torrijista”, Martín aseguró en una entrevista reciente con EFE que “no hay manera” de no sentirse orgulloso de “lo que es”, del apellido que porta y del legado de su padre, que lideró una revolución panameña entre 1968 y 1981, año en el que murió en un accidente aéreo.
Ahora, alejado y crítico con el PRD, que abandonó a comienzos del 2024, es candidato para volver a ocupar la presidencia por el minoritario y democristiano Partido Popular (PP), con la exministra de Salud Rosario Turner como vicepresidencia.
Lo hace con un plan de gobierno con el que apuesta a sacar al país de la “crisis estructural y moral” en que está sumergido, según alega. Además dice que impulsará en el periodo presidencial 2024-2029 a través de transformaciones que visualiza como un “cambio seguro” para el desarrollo social y hacer que el Estado sea más eficiente.
Las propuestas y compromisos que espera ejecutar se encuentran en más de 35 sectores con los que espera generar más de 350,000 empleos formales.
En esa perspectiva, Martín propugna además por nuevos roles para el canal de Panamá, el más importante sostén de la economía del país, y por ampliar su cuenca hidrográfica para solventar la crisis hídrica por la que atraviesa y que le ha obligado a establecer restricciones al paso de barcos y al calado.
Martín, que con una personalidad de amable componedor está entre los favoritos de los sondeos y ha capeado con serenidad las puyas lanzadas en su contra durante los debates presidenciales, ofrece a los electores la “experiencia” del que ya ha gobernado.
Su incorporación a la política panameña se produjo en 1992, cuando comenzó a participar en la reorganización del PRD.
Con 35 años, Torrijos intentó por primera vez llegar a la Presidencia en las elecciones de 1999, también con el PRD, pero fue derrotado por Mireya Moscoso, viuda del tres veces presidente y las tres derrocado Arnulfo Arias Madrid, que recibió el 44% de los votos, siete puntos más que él, que partía como favorito.
Cuando sí asumió la presidencia en el 2004, una de sus tareas fue recomponer las relaciones con Cuba y Venezuela tras el indulto de cuatro anticastristas decretado por Moscoso una semana antes de dejar el poder. En enero del 2005 creó el Consejo Nacional de Transparencia contra la Corrupción.
En el 2005 aprobó también la Ley de Reforma Fiscal y la polémica Ley de Reforma de la Caja de Seguro Social (CSS), cuyo primer texto fue recibido con una huelga general de un mes.
Ese mismo año, acometió el proyecto de ampliación del Canal, refrendado por el 77,80 % de la población en octubre de ese año y cuyas obras arrancaron en septiembre del 2007 con una inversión de $5,450 millones, inaugurándose en junio de 2016, dos años después de lo previsto.