Se acabó el proceso electoral. Solo nos resta reconocer y desear lo mejor a José Raúl Mulino, y a todos los elegidos, para que trabajen por el bienestar del país en beneficio de todos los panameños.
Ya sobrevivimos esta campaña que nos causó extremas angustias, donde vimos casi de todo, donde hubo tanta burla y manipulación, más de la sociedad civil –a través de las redes sociales- que de los mismos candidatos.
Eso es muy preocupante porque indica que la corrupción, el engaño y la manipulación perversa e interesada, han hecho metástasis en la sociedad en general.
En esta campaña, respetados y distinguidos eruditos, o al menos los que creíamos que lo eran, y confiábamos en sus “sabias” recomendaciones, lo que hicieron fue darnos opiniones manipuladas, programadas y sujetas a los intereses de los que representaban y obedecían.
El diario La Prensa no pudo ser más manipulador e inmoral en su campaña de desprestigios y en su afán por destruir a uno de los candidatos presidenciales, siguiendo la agenda de sus patrones.
Nos presentaron debates de tan baja categoría dirigidos a tan ínfimo grupo, por el nivel de las preguntas y temáticas difusas y ridículas, que no aportaban nada. Al final de cada debate quedábamos con más duda y confusión.
Ahora solo nos queda respetar y aceptar la decisión de la mayoría. Aportar lo mejor de cada uno, en paz y armonía, para tratar de edificar y tener un mejor país donde la justicia prevalezca sobre los intereses, donde los gobernantes sean justos y representen y defiendan los intereses del pueblo.
Todo eso debe ser logrado en paz, armonía y mucho trabajo. Así lo indica nuestro himno nacional que más que un himno es un Salmo a la Patria, cuando en su sabia letra señala y nos indica que debemos vivir “en el campo feliz de la unión” para que “con ardientes fulgores de gloria” se ilumine la nueva nación.
Nos recuerda que ahora solo nos corresponde, y es obligante, “cubrir con un velo, el pasado el calvario y la cruz”.
Porque todos debemos luchar y aportar nuestro esfuerzo para que “el progreso acaricie los lares” de nuestra Patria y sepamos y aceptemos que ya “terminaron guerreros fragores”, y ahora unidos y solo pensando en nuestra Patria, “solo reina el amor fraternal”.
Ese amor que nos debe unir para luchar y aportar lo mejor de cada uno por un mejor Panamá. Eso solo lo lograremos poniendo nuestras esperanzas y fe en Dios y en la lucha por hacer cada día mejor y más justa y productiva nuestra Patria.
Así que solo nos queda esforzarnos y trabajar por un mejor Panamá y dedicarnos “al trabajo sin más dilación”. Al trabajo duro, justo y honesto, sin corrupción, sirviendo a la Patria y no sirviéndose de ella. Que Dios nos guíe y nos ayude a ser más patriotas y menos partidistas.