Pijama de satín, camiseta y calzoncillos, recuerda Daniels a Trump, al reconocer que nunca se sintió amenazada y que se desvistió y tuvo sexo voluntariamente
“Recientemente me dijeron quién es el testigo de hoy. Esto no tiene precedentes, no hay tiempo para que los abogados se preparen”, es la publicación de Donald Trump que menos tiempo ha durado en su plataforma.
Con estas palabras anunciaba el exmandatario a primera hora de la mañana del martes que el siguiente testigo en declarar en el juicio penal contra él en Manhattan iba a ser la exacriz porno Stormy Daniels, la misma que le ha llevado a sentarse al banquillo de los acusados, informó el diario español La Razón.
La mujer ha asegurado que nunca lo hizo por dinero, solo quería se supiera lo que había pasado, y que, aunque en un principio Trump nunca hizo hincapié en que debía mantener en silencio la aventura extramatrimonial que mantuvieron, la testigo asegura que días después de que ofreciera una entrevista en un medio de comunicación, fue “amenazada” en un parking de Las Vegas para que no volviera a hablar del tema.
Sobre el pago del presunto soborno de $130,000 a cambio de su silencio, el objeto central del primer proceso penal en curso contra Trump, Daniels declaró que lo interpretó como un escenario en el que que todos salían ganando, porque así su pareja no se enteraría del presunto encuentro sexual y ella cobraría el montante.
Firmó el acuerdo con un nombre falso: Peggy Peterson, y el pago se efectuó con retraso, según su testimonio.
En la sesión del martes, Stromy Daniels le ha explicado al jurado sus inicios como actriz porno, y sus proyectos literarios de cara al año que viene para entrar enseguida entra en materia sobre su presunta aventura con Trump, que el expresidente niega rotundamente.
Fue un encuentro muy breve”, aseguró. Ocurrió según la testigo en julio del 2006, durante un torneo de golf al que asistieron varias celebridades en Lake Tahoe.
Daniels, que en aquel momento tenía 27 años, asegura que Trump debía rondar los 60. “Era tan mayor o mayor que mi padre”.
Trump arrancó la conversación con un “tú también diriges, debes ser inteligente”, asegura que le dijo el exmandatario porque ella en aquel momento escribía guiones. Para dar fe del encuentro, la mujer ha mostrado a los asistentes en la sala una foto en la que se ve a ambos sonriendo.
Cuando terminó la jornada de golf, el guardaespaldas de Trump se acercó a Daniels y le preguntó si le gustaría cenar con su jefe, a lo que ella se negó, según ha relatado.
El trabajador de Trump igualmente le facilitó su información de contacto por si cambiaba de opinión, y así fue.
Otra publicista amiga suya le animó a que le contactara, “¿qué podría salir mal?”, aseguró que le dijo su amiga. Cuando Daniels llegó a la cita siguió las instrucciones “muy específicas” que le habían dado para el encuentro. Afirmó que subió en el ascensor hasta el ático del hotel donde le esperaba en la puerta el guardaespaldas de Trump, Keith Schiller.
Realmente no tenía ninguna expectativa”, ha asegurado Daniels. Cuando entró en la suite del hotel se encontró a Trump en “pijama de satín”. (Una tela firme con brillo en una de sus caras).
Tras una broma sobre su indumentaria, Daniels le pidió a Trump que se cambiara y el regresó vestido con camisa y pantalón de vestir. Mientras Daniels ofrecía su testimonio, el exmandatario no ha quitado ojo a la pantalla que tenía frente a él.
Volviendo a aquella noche, Daniels sostuvo que antes de sentarse a cenar, Trump le preguntó, ”¿te importaría hablar un poco para conocernos?”. Fue ahí donde Daniels le contó al exmandatario donde había crecido, que no tenía hermanos, ni hermanas, y le hizo muchas preguntas acerca de cómo había llegado a trabajar en el mundo del entretenimiento para adultos.
“Estaba muy interesado en saber cómo había pasado de ser una simple estrella porno a escribir y dirigir”. Estaba más interesado en la parte comercial del negocio, que en “saber las cosas sexys, sucias y lasciva”, que quieren saber otros.
En algún momento, la conversación se empieza a complicar y Stormy aseguró que fue al baño a tratar de llamar a una amiga que no estaba disponible. La mujer dice que se sorprendió al salir del baño y encontrarse a Trump tumbado en la cama, “sentí como si la habitación girara en cámara lenta”, y pensé, “qué he leído mal para llegar a esto”. El exmandatario estaba en calzoncillos y una camiseta.
En ningún momento se sintió amenazada por Trump, pero sí que el exmandatario, al ser más grande que ella, le bloqueó el camino de salida.
A continuación, ella reconoce que “se quitó la ropa y los zapatos. Me quité el sostén. Estábamos en posición de misionero”, dijo la interrogada. “Lo siguiente que recuerdo es que estaba en la cama”. Al día siguiente, ha seguido recordando Daniels, ambos coincidieron en un club nocturno y el guardaespaldas le preguntó si volvería a encontrarse con su jefe.
Se volvieron a ver en privado, además de mantener el contacto al menos una vez por semana. Llamadas en las que Stormy solía poner el altavoz para que sus amigos escucharan la conversación, además de contarle a varios sus encuentros sexuales, ya que Trump nunca le dijo que se trataba de un secreto, tampoco parecía preocuparle que Melania se enterara.
Asegura que Trump le confesó que Melania Trump, su esposa, era muy esposa, pero “no dormimos en la misma habitación”, una declaración que trajo la rápida reacción del exmandatario en la sala.
Daniels mantuvo el contacto con Trump porque aspiraba a participar algún día en el programa de televisión que tenía el expresidente, Aprentice.
Por eso se citaron de nuevo en el 2007, esta vez en Los Ángeles, California, y con las mismas instrucciones. Daniels nunca le contó al que luego fue su novio, su publicista, los encuentros con Trump “por vergüenza”.
A su llegada en la sala, Tanto Donald Trump como su hijo Eric Trump, que también estaba en la sala, se han girado a mirarla antes de que ella se identificara antes el tribunal como Stormy Daniels, y no Stephanie Clifford, que es su nombre de pila.
Vestida con traje oscuro, Daniels contestó cada una de las preguntas de la fiscal Susan Hoffinger, que ha sido la encargada de dirigir el interrogatorio. La actriz porno, ha respondido tranquila y segura de su testimonio, pero hablando tan rápido que la fiscal le ha pedido hasta en cinco ocasiones que disminuyera la velocidad.
A la vuelta del descanso el juez ha señalado que el “grado de detalle” que estaba habiendo en la declaración “no era necesario”.