Unas 10,000 cabezas de ganado muertas y daños registrados en más de 16,000 hectáreas de tierras de cultivo
El número de muertos por las devastadoras inundaciones que han golpeado Kenia por las lluvias torrenciales desde mediados de marzo subió a 267, informó este viernes la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), informó la agencia EFE.
Según los datos del Centro Nacional de Operaciones de Desastres (NDOC) keniano difundidos por la OCHA, el número de heridos y desaparecidos se mantiene en 188 y 75, respectivamente.
Asimismo, más de 380,000 se han visto afectadas por las inundaciones en todo el país, incluyendo cerca de 282,000 que han sido desplazadas de sus hogares.
Más allá de la pérdida de vidas humanas, las fuertes precipitaciones también han afectado al sustento de la población y a la infraestructura, con cerca de 10,000 cabezas de ganado muertas y daños registrados en más de 16,000 hectáreas de tierras de cultivo, 1,967 colegios y una sesentena de centros de salud.
La región más afectada del país es el condado de Nairobi, la capital, donde cerca de 257,000 personas se han visto afectadas y más de 20,000 desplazadas.
El gobierno keniano dio el pasado jueves un plazo de 24 horas para trasladarse a la población residente en zonas del país vulnerables a deslizamientos de tierra o cercanas a presas y ríos, antes de poner en marcha evacuaciones y demoliciones forzadas.
El lunes pasado, en una visita al suburbio nairobita de Mathare -con una población aproximada de medio millón de habitantes-, el presidente keniano, William Ruto, prometió que todos sus vecinos recibirían ayuda económica para alquilar casas durante tres meses, “mientras el gobierno restaura sus modos de sustento”.
Sin embargo, muchas de las personas que empezaron a sufrir desde el pasado viernes desalojos en ese y en otros barrios marginales de la capital aseguran que no han recibido ninguna alternativa habitacional.
En este sentido, la organización Human Rights Watch (HRW) denunció que el gobierno keniano no actuó a tiempo ni ha respondido de manera adecuada a las graves inundaciones, a pesar de las predicciones meteorológicas con las que contaba.