Obligado a aterrizaje forzoso en la zona protegida de Dizmar, un territorio boscoso y montañoso
El helicóptero en que viajaba este domingo el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, se estrelló junto a una mina de cobre, dijeron fuentes oficiales, citadas por agencias internacionales de noticias.
Los medios vinculados al Estado iraní informaron que tres helicópteros volaban dentro del convoy que regresaba de una visita a la vecina Azerbaiyán para inaugurar una planta hidroeléctrica.
Dos regresaron a salvo pero el tercero tuvo que aterrizar de “forma forzosa”. Se cree que el ministro de Asuntos Exteriores y el ayatolá Mohammad Ali Ale-Hashem, representante del líder supremo iraní en la provincia, estaban en el mismo helicóptero que Raisi.
Las personas que estaban con el presidente dentro de la aeronave lograron hacer una llamada de emergencia, según la agencia de noticias semioficial Tasnim, que asegura que la llamada hace creer que no ha habido víctimas mortales.
El sitio web de noticias gubernamental IRNA señala que el helicóptero se estrelló en la zona protegida de Dizmar, un territorio boscoso y montañoso. De momento no hay confirmación sobre qué tipo de helicóptero transportaba al presidente y su equipo.
Los servicios de emergencia del país están tratando de llegar al lugar del “incidente”, según ha informado la televisión estatal. Llegar al lugar llevará tiempo, afirmó el ministro del Interior de Irán, debido a la espesa niebla y a la mala visibilidad, que están obstaculizando los esfuerzos de los servicios de rescate.
Unidades de drones también están ayudando en la operación de emergencia.
No se sabe de momento cuáles han sido las causas de incidente, pero varias agencias de noticias ya están ofreciendo explicaciones al respecto. La televisión estatal iraní está retransmitiendo oraciones “por la seguridad del presidente”.
Clérigo ultraconservador y exjefe del Poder Judicial de Irán, Raisi fue fotografiado este domingo en Azerbaiyán, donde había estado inaugurando una presa en la frontera entre los dos países.
Raisi, de 63 años, es un dirigente de la línea dura iraní que anteriormente dirigió el poder judicial del país. Se le considera un protegido del líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, y algunos analistas han sugerido que podría reemplazar al líder de 85 años tras su muerte o su renuncia al cargo.
Tras participar activamente en la revolución de 1979, Raisi continuó sus estudios, obteniendo un doctorado en jurisprudencia y derecho islámicos. Eran tiempos de profundas turbulencias en la recién nacida república.
El ascenso imparable de Raisi terminó propulsándolo al frente de la fiscalía general del país en el 2014, a una primera candidatura a la presidencia en el 2017 y a la jefatura del Poder Judicial en el 2019.
Durante esta etapa, Raisi lideró una serie de reformas judiciales que conmutaban las penas de múltiples delitos, permitiendo que un gran número de condenados eludieran el encarcelamiento e incluso la pena de muerte.
“A lo largo de las cuatro últimas décadas, Raisi ha exhibido una gran habilidad a la hora de adaptarse a las circunstancias y a los tiempos políticos”, explicaba a este periódico Sajjad Safaei, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Social en Halle, Alemania. “Es mucho más pragmático de lo que la gente está dispuesta a admitir”.