Las necesidades humanitarias se duplican en cuatro años y se prevé que 600 millones de personas sufrirán desnutrición crónica en el 2030
Cerca de 783 millones de personas padecen hambre crónica, números realmente desgarradores que constatan la creciente y devastadora crisis alimentaria global, según datos proporcionados por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), informó Europa Press.
Las cifras reveladas por la organización humanitaria más grande del mundo detalla que el número de personas que se enfrentan al hambre extrema casi se ha duplicado desde el 2019 hasta alcanzar los 258 millones en 58 países en el2023.
Además, expone que 35 millones de personas en 39 países estaban al borde de la hambruna en el 2022 y proyecta que para el 2030, al menos 600 millones de personas sufrirán de desnutrición crónica.
La organización también sostiene que las necesidades humanitarias se han duplicado en los últimos cuatro años, pues una de cada 23 personas necesita ayuda humanitaria solo para sobrevivir, de ellas, 170 millones son niños y niñas, plantea el PMA, en un informe brindado en el marco del Día Mundial del Hambre, que se celebra cada 28 de mayo.
El PMA vincula estas cifras a los numerosos conflictos, así como a las crisis económicas, los efectos del cambio climático y el alza del precio de los alimentos.
La agencia humanitaria dice que gasta ahora un 44% más para comprar la misma cantidad de alimentos al mes que antes de la pandemia. Es decir, por la misma cantidad, antes el PMA podía alimentar a cinco personas y ahora solo a tres.
Explica que los que más sufren esta subida son los países más pobres, especialmente los afectados por conflictos violentos, fenómenos climáticos extremos y desplazamientos forzosos.
“Los niños y niñas expuestos al hambre tienen más probabilidades de verse forzados al matrimonio infantil o al trabajo infantil, ya que buscan desesperadamente comida suficiente para cada día”, dijo la directora de Comunicación de World Vision, Eloisa Molina.
Por su parte, Fernando Álvarez, director de Marketing y Fundraising de Plan International, sostiene que los países con mayor inseguridad alimentaria son también los que tienen una mayor desigualdad de género.
“La desigualdad de género influye en cómo se produce y consume la comida y determina las estrategias que las personas ponen en marcha para afrontar el hambre. A menudo se pasa por alto el rol del género a la hora de determinar cómo experimentan la inseguridad alimentaria los niños, niñas y adolescentes”, señaló.