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Reforma constitucional y la tensa relación con Haití, desafíos del presidente dominicano

Reforma constitucional y la tensa relación con Haití, desafíos del presidente dominicano
El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, asiste a una conferencia de prensa en Portugal. Foto: EFE/EPA/Antonio Cotrim.

Medio millón de haitianos, la inmensa mayoría sin documentos, viven en suelo dominicano

Reformar la Constitución del país y atender la compleja relación con el vecino Haití, sumido en una crisis sin precedentes, están entre los principales desafíos políticos del presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, reelecto hace una semana para un segundo y último mandato, informó la agencia EFE.
Abinader ganó ampliamente las elecciones en primera vuelta y el gobernante Partido Revolucionario Moderno, logró 29 de los 32 senadores y 146 de los 190 diputados, por lo que el jefe de Estado no tendrá mayores dificultades a la hora de impulsar la reforma constitucional.
Y es que nada más conocerse los resultados de las elecciones del 19 de mayo, Abinader, un economista de 56 años, anunció su intención de cambiar la Carta Magna y dijo esperar que esta “sea la última” reforma.
Haitianos cruzan la frontera para abastecerse de productos en el Mercado Binacional en Dajabón (República Dominicana). EFE/ Bienvenido Velasco.
En el 2021, justo un año después de asumir la presidencia, el político dominicano convocó a los líderes políticos, empresariales y sociales para impulsar una reforma de la Constitución para establecer en ella la independencia del Ministerio Público y de otros organismos, como la Junta Central Electoral (JCE).
Aunque el tema es una promesa y una prioridad para el presidente, analistas consideran que el cambio constitucional puede esperar y que el gobierno debe concentrarse en impulsar reformas sociales y económicas, en un país donde la pobreza se ubica en el 23% y la extrema en el 3,2%.
Otro de los desafíos que tiene por delante Abinader es la relación con Haití, país del que la República Dominicana se separó hace 180 años.
Desde entonces la relación ha estado marcada por altibajos, llegando en ocasiones a puntos críticos, tal y como ocurrió el año pasado a causa de la construcción en territorio haitiano de un canal para tomar agua de un río fronterizo.
Un hombre junto a un niño camina en busca refugio después de un ataque de bandas armadas en el sector de Delmas, en Puerto Príncipe (Haití). Foto: EFE, Mentor David Lorens
A esto se suma que más de medio millón de haitianos, la inmensa mayoría sin documentos, viven en suelo dominicano, dedicados básicamente a tareas de la construcción y a la agricultura, donde son los empleados con salarios más bajos.
El supuesto maltrato a los haitianos y la continua deportación de ellos han valido duras críticas al Gobierno dominicano por parte de organizaciones locales y extranjeras durante décadas.
Para Iván Gatón, profesor y experto en política internacional, Haití es una “espada de Damocles” para la política exterior de la República Dominicana, cuyas autoridades, además, no cuentan con un interlocutor en la vecina nación para tratar los temas bilaterales, debido a la crisis política y social del otro lado de la frontera.
En resumen, dijo a EFE, “es un tema muy complejo” que se ha convertido, de acuerdo con el académico, en la “principal” cuestión del país en materia de política exterior.
Al mismo tiempo, Gatón destacó “la prudencia” del Gobierno de no formar parte de la fuerza multinacional que se desplegará para ayudar a pacificar el vecino país.

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