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Hay más de 2,000 personas enterradas tras avalancha en Papua Nueva Guinea

Hay más de 2,000 personas enterradas tras avalancha en Papua Nueva Guinea
Foto/EFE.

Recuperan solo nueve cadáveres y la ayuda humanitaria apenas este miércoles está empezando a llegar

El alud de tierra que sepultó una aldea en Papúa Nueva Guinea habría dejado  más de 7,800 damnificados, entre los cuales estarían más de 2,000 personas enterradas vivas, aseveró el Centro Nacional de Desastres de ese país en una carta enviada a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informó EFE.

Sin embargo, agencias de Naciones Unidas, muchas con equipos sobre el terreno, urgen a la prudencia a la hora de dar la cifra como definitiva.

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“En relación con el número total de víctimas, prefiero ser muy cauto, aunque sin duda es muy elevado. El deslizamiento ha ocurrido en un lugar bastante poblado, pero tenemos que ser cuidadosos porque estamos en un contexto y ante un país donde las estadísticas exactas o aproximadas son difíciles de obtener”, dijo Mate Bagossy, consejero humanitario de la ONU en Papúa Nueva Guinea.

Bagossy señaló que solo hay confirmación de que se han recuperado nueve cuerpos de la zona impactada, en un área afectada que ocuparía el equivalente a tres o cuatro campos de fútbol.

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“La recuperación de cadáveres es muy difícil. La mayoría del trabajo se está haciendo a mano”, aseveró. Cuenta que por lo difícil del acceso, la ayuda se enfrentra con muchos obstáculos, por lo que vecinos sacan lentamente con sus manos los cuerpos de un terreno inestable y profundo.

Este miércoles fue cuando empezó a llegar la mayor parte de la ayuda humanitaria al área afectada, un trayecto que se ha visto aún más dificultado porque el puente que conectaba la principal carretera con la provincia de Enga colapsó.

Desde Wabag, capital de Enga, Bagossy cuenta que a través de la carretera bloqueada el trayecto tomaría unas dos horas desde esta localidad y que ahora se hace difícil y más largo por vías alternativas.

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A estos problemas se suman los conflictos tribales en el área, que obligan a los trabajadores humanitarios a desplazarse con escoltas militares.

El primer ministro, James Marape, atribuyó el siniestro a las lluvias torrenciales, no obstante, esto no ha sido confirmado. “Los vecinos se fueron a dormir sin saber que sería su último aliento”, lamentó.

El alud cayó sobre más de 150 viviendas, una escuela primaria, pequeños negocios, una casa de huéspedes y una gasolinera, según datos de la Federación Internacional de la Cruz Roja.

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