El llamado “flujo controlado” mantenido casi 10 años por Panamá y Costa rica, puede cambiar con Mulino
En una crisis migratoria inédita, miles de migrantes irregulares atraviesan o salen a diario de Centroamérica con destino a Estados Unidos o México, en el caso de no alcanzar el “sueño americano”, informó la agencia EFE.
Esa es la realidad permanente de Centroamérica y con la que deberá lidiar el nuevo presidente mexicano que será elegido el próximo domingo.
La crisis migratoria y humanitaria no para de crecer. Más de 520,000 viajeros, alrededor del 20% de ellos menores y adolescentes, atravesaron el Darién en el 2023, una cifra sin parangón que amenaza con palidecer frente a las 800,000 que agencias de la ONU como Unicef calcula pueden hacerlo este año.
Hasta ahora, las autoridades centroamericanas han optado por dar paso a ese flujo que confiesan es inmanejable para ellas, insistiendo en la necesidad de ayuda internacional para gestionarlo.
Pero también buscan soluciones regionales que permitan una migración regular, ordenada y segura que ponga fin a esta crisis humanitaria y al gran negocio del crimen organizado que la fomenta.
Hasta ahora Panamá y Costa Rica han mantenido el llamado “flujo controlado” desde el 2015 mediante el cual los migrantes que cruzan el Darién son atendidos en estaciones por las autoridades panameñas que, a costo de cada viajero, los embarcan en autobuses que los dejan en territorio costarricense, donde toman otro transporte para salir de ese país.
Pero esta situación puede cambiar. El presidente electo, José Raúl Mulino, habla de repatriar en masa los migrantes que crucen el Darién, ya que su país no cuenta ya con recursos para manejar ese flujo está devastando la selva, que es Patrimonio de Humanidad, y constituye además un problema para la seguridad nacional y regional.
La Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en México han detectado que muchos migrantes llegan a Honduras sin cruzar el Darién. Usan rutas por mar, irregulares, peligrosas, en las que las personas tratan de ser invisibles para que no sean retornadas.
Señalan que Nicaragua, con la política iniciada en el 2021 de eximir de visado para ingresar al país a cubanos, haitianos, y a ciudadanos de países africanos, se ha convertido en un trampolín para los migrantes irregulares que buscan llegar a Estados Unidos.
Según expertos nicaragüenses en relaciones exteriores, Nicaragua facilitó el año pasado el trasiego de más de 100,000 migrantes irregulares a Estados Unidos a través de vuelos chárter.
Estados Unidos lanzó el pasado 22 de mayo una ronda de sanciones contra el régimen de Daniel Ortega, que afectan a decenas de funcionarios y a empresas, por atacar los derechos humanos y ser “cómplices en la explotación de migrantes”.