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Borussia Dortmund-Real Madrid (0-2): Un equipo inmortal

Borussia Dortmund-Real Madrid (0-2): Un equipo inmortal
Real Madrid gana la Champiosn. EFE
Los goles de Carvajal y Vinicius vuelven a hacer campeón de Europa al Real Madrid en una emotivísima despedida de Kroos

Perdió el Borussia Dortmund y ganó el Real Madrid, porque fue de la final de la Champions y este Madrid de leyenda se planta en una final y juegue bien, mal o regular, haga frío o calor, sea en Londres o Lisboa, su rival sea valiente y rebelde, tenga un muro como afición, tenga ocasiones, palos, lo que sea. Pase lo que pase, gana el Real Madrid, informaron medios de prensa internacional.
Aunque se pase toda la primera parte sin tirar a puerta y sin entender muy bien de qué va el partido, como fuera de lugar. Pero pasan los minutos y no le marcas y Kroos empieza a mover la pelota y Vini la pide y lo intenta una vez y luego otra y luego hace un regate que aún no lo puede explicar la física y fuerza un saque de esquina y luego otro.
Y ahí va Kroos, tocándose el tupé, colocando la pelota, mientras su cerebro hace cuentas y mide la velocidad de la pelota, el viento, dónde están los jugadores y con qué parte del pie tiene que dar al balón.
Borussia Dortmund y Real Madrid en la final de la Champions. EFE
Pero lo hace como tú caminas y respiras y sientes que el mundo está bien hecho y ese rato, tan inesperado de felicidad. Puso el saque de esquina, remató, ya lo hemos dicho, Carvajal. Y ganó, en fin, quién va a ganar.
Luego Kroos se despidió de verdad, con los puños cerrados, porque en uno de ellos escondía el corazón, rabioso, feliz, nostálgico en un abrazo con Modric que se lo dio a todos los madridistas y luego con Ancelotti.
Se marchó como si estuviera viviendo un sueño. Porque antes el Dortmund, en shock por el gol en contra, consciente de que ya la suerte estaba echada y el destino escrito en el viento y en las leyes que no conocemos, tuvo un error absurdo, dio un balón a Bellingham en su área y éste le dijo a Vini que marcase, su segundo gol en su segunda final de la Champions. Una llave para el Balón de Oro.
Borussia Dortmund disputando el balón con el Real Madrid en la final de la Champions. EFE
Murió y se enterró el Borussia Dortmund y Ancelotti fue haciendo honores: A Joselu, por sus dos goles; a Modric, por existir; a Lucas Vázquez, por ser competitivo todos los minutos de todas las horas de todos los días y a Militao, porque se rompió un cruzado y el Madrid demostró que sin él, Courtois y luego Alaba, tiene madera de héroe.
El Borussia Dortmund fue un equipo entero y grande hasta entonces. No se impresionó en la salida. Ni la tensión del partido o la fanfarria de Lenny Kravitz, no se despistó cuando hasta tres aficionados saltaron al campo uno de tras de otro, ante la dejadez de los miembros de seguridad.
El partido empezó, se paró, se puso de nuevo en marcha y el Borussia no había perdido ni una pizca de su concentración y de su plan. El Madrid, en cambio, estaba como perdido, sin saber muy bien dónde estaba, extraña situación para el equipo que domina todos los resortes de esta competición y que se sabe al dedillo cómo se juegan las finales.
Borussia Dortmund perdió la Champions ante el Real Madrid. EFE
Pero debió de darle un golpe de amnesia, porque se olvidó de todo y  fue, durante la primera parte, un equipo vulgar, inoperante en ataque y torpe atrás, un equipo al que el Dortmund le cogía la espalda y que le golpeó varias veces. Aunque no llegó a tirarle.
No le funcionó nada a Ancelotti en esa primera mitad. El equipo era el esperado, sin sorpresas porque no es de tocar nada en las finales ni falta que hacía. Los jugadores eran los mismos, pero no lo parecían.
Mendy sufría mucho por la izquierda tras una competición en la que ha hecho de esa banda su fuerte, estuviese quien estuviese enfrente. Pero entre Sancho y Ryerson le hacían un dos contra uno que le superaba y el futbolista fuerte, el muro, se desintegraba.
Real Madrid gana la Champiosn. EFE
Al principio de la segunda mitad, Ancelotti le pidió a Vinicius, con mucho énfasis, que mirase un poco a su espalda y que siguiese al lateral rival cuando subiese. Vini le intentaba explicar que era mejor aprovechar la espalda, todo el espacio que se abría hacia la portería, pero el Madrid sufría y tenía que pensar más en protegerse que en otra cosa.
El muro era la afición del Borussia, incallable, si es que esa palabra existe, mientras el fondo del Real Madrid callaba y esperaba minutos mejores. Sabía que llegarían. Solo Fede Valverde ofrecía resistencia e ímpetu.
Que en esa primer parate hasta Vinicius no podía con sus avanzadillas en solitario. Si superaba a su marcador, aparecía un Hummels imperial, un defensa con personalidad para acabar con el único futbolista que podía romper el guión del partido. Pero cuánto tiempo podía durar eso. No todo el partido, qué va.

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