Ha centrado su mensaje en mejorar los deficientes servicios básicos y la reinstitucionalización del Estado
En 100 días, el exembajador Edmundo González pasó de ser un desconocido en Venezuela a convertirse en uno de los principales candidatos para las elecciones, informó la agencia EFE.
El principal contrincante del dictador Nicolás Maduro es aupado por la mano de la mayor coalición opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que busca recuperar el poder tras 25 años de gobierno chavista.
González Urrutia, un funcionario público retirado, de 74 años, dijo que no esperaba ser el candidato presidencial, pues jamás había competido por un cargo de elección popular, ni siquiera cuando fue estudiante de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó como licenciado en Estudios Internacionales en 1970.
“Acepto el inmenso honor y la responsabilidad de ser el candidato de todos los que quieren un cambio por la vía electoral”, dijo González, tras ser escogido como el abanderado opositor para las presidenciales.
Durante la campaña, ha mostrado ser un político inusual para las costumbres venezolanas, pues es de hablar pausado y a todos los lugares donde va llega con su discurso preparado, breve pero contundente, para leerlo ante la multitud.
Su mensaje de campaña se ha centrado en la promesa de mejorar los deficientes servicios básicos, como la luz y el agua, así como la educación y la sanidad, pero el énfasis lo ha puesto en la reinstitucionalización del Estado y la reconciliación entre los venezolanos.
El diálogo ha sido uno de los puntos que lo destaca, pues señala que está dispuesto a conversar con cualquiera, entre ellos, los representantes del chavismo.
Asimismo, se define ideológicamente como un hombre de centro, que cree en los valores de la democracia, pero que nunca en su carrera diplomática militó en partido político alguno, lo que, según explicó recientemente a EFE, le ha dado independencia y al mismo tiempo, amigos en casi todas las formaciones políticas.
El candidato comenzó su carrera diplomática en el primer gobierno de Rafael Caldera quien gobernó entre 1969 a 1974 y eso le permitió ejercer diferentes cargos, como el de director general de Política Internacional, director general de la Oficina de Análisis y Planificación Estratégica, y director general del Comité de Coordinación y Planificación Estratégica, así como consejero en Argentina y El Salvador.
Entre 1991 y 1993 fue embajador de Venezuela en Argelia y, a finales del segundo mandato de Caldera, entre 1994 a 1999, fue nombrado embajador en Argentina, donde terminó su labor en el 2002, ya con Hugo Chávez en el gobierno.
En el 2005, al cumplir 30 años de servicio, pidió su retiro como funcionario público para dedicarse a dar clases como profesor invitado de la Universidad Metropolitana, formar parte del Consejo Editorial del diario El Nacional, y en el 2010, ser el coordinador de Enlace Internacional de la Mesa de la Unidad Democrática.