Terroristas controlan cada vez más las minas artesanales, de las que se obtienen ingentes beneficios
Las cifras son preocupantes. Hay quién habla de miles de millones de dólares. La extracción de oro en minas ilegales-artesanales a cielo abierto en el Sahel africano se ha convertido en una importante fuente de financiación de las bandas yihadistas que operan en la zona, Al Qaeda y el Estado Islámico principalmente.
Fuentes antiterroristas, consultadas por el diario español La Razón, subrayan que todo ese dinero servirá, no solo para financiar las actividades criminales in situ, sino para potenciar el yihadismo a nivel mundial.
Los terroristas, que empezaron por cobrar un “impuesto” para “proteger” a los mineros, que operan al margen de cualquier supervisión gubernamental, han terminado por controlar muchas de estos negocios y, por lo tanto, hacerse con todos los beneficios que, según fuentes periodísticas, hace dos años podían llegar a mover hasta $5,000 millones anuales.
Los golpes de Estado propiciados por Rusia, para imponer regímenes militares en los países de la zona, no han mejorado la situación, ya que Moscú, según las citadas fuentes, lo que busca es la desestabilización de la zona para crear a Occidente, una vez abierto un flanco norte con la guerra de Ucrania, un flanco sur en África, de consecuencias imprevisibles.
El oro también les interesa, pero su objetivo va dirigido a las minas legales, controladas, al menos hasta hace poco tiempo, por intereses canadienses. Otra cosa es lo que hacen los mercenarios de Wagner.
La respuesta de Europa es conocida. Abandonar la zona y perder de esa manera cualquier tipo de información fiable sobre el creciente peligro del yihadismo que busca por todos los medios crear un nuevo “califato”, como el que tuvieron en Siria e Irak, desde el que lanzar con toda la fuerza posible los ataques contra occidente.
“Una estrategia suicida la de Europa”, subrayan las referidas fuentes.
Las minas de oro están situadas, sobre todo, en Mali y Burkina Faso, aunque también hay extracciones en Níger, los tres países en manos de regímenes militares prorrusos.
Las fuentes consultadas subrayan que no existe ningún control gubernamental y que, un negocio que era manejado por mineros locales, ha pasado poco a poco a control de los yihadistas que ahora manejan los ingentes beneficios. El oro que se extrae, una vez fundido y convertido en lingotes, termina en Dubai, uno de los emiratos de la Emiratos Árabes Unidos (EAU), según las mismas fuentes.
La publicación Africa Defense Forum (ADF), que edita el mando regional estadunidense para África (AFRICOM), ha informado sobre una campaña para aumentar el control ruso de las minas en Mali. Tanto las legales como las artesanales, aunque en este último caso serían los mercenarios de Wagner los que disputan el control a los yihadistas.