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Milei pierde encanto ante electorado argentino

Milei pierde encanto ante electorado argentino
Presidente de Argetina, Javier Milei. Foto: EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

En las últimas semanas las encuestas demostraron que el ultraderechista no tiene el respaldo de quienes lo votaron

In partibus infidelium. Esa expresión latina fue utilizada durante siglos por la Iglesia Católica para designar a las diócesis que habían quedado en áreas conquistadas por musulmanes. “En tierras de infieles”.

El Congreso, los gobiernos de provincias, las intendencias municipales, la fragmentada estructura sindical son, para Javier Milei, “partibus infidelium”. Tierras de infieles. Allí, aunque se mueva con cautela, siempre está expuesto al fracaso, informó el diario argentino La Nación.

En las últimas semanas apareció una novedad: las encuestas comenzaron a consignar que el gobierno comenzó a perder encanto ante el electorado.

La opinión pública ha sido, hasta ahora, el campo del que emanaba el poder del Presidente. El desafío político al que se enfrenta La Libertad Avanza cambió de calidad.

Ahora aparece “in partibus fidelium”. En tierras de fieles. La raíz del problema está en la recesión económica. Un congelamiento del que será difícil salir si no se normaliza el régimen cambiario. Esta es la razón por la cual, en el debate interno del oficialismo, la caída en los sondeos de opinión conduce en línea recta al cepo.

En las últimas horas, Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”, ha ordenado esa discusión doméstica fijando algunos criterios políticos. Es relevante conocerlos, porque este Caputo es el responsable de la estrategia política del oficialismo.

La premisa mayor de la que parte el argumento es que esa pérdida de respaldo debe ser reconocida. Existe. ¿A qué se debe? El principal asesor de Milei la atribuye al malestar que padecen los sectores bajos y medios bajos, sobre todo los del conurbano bonaerense. Esos vecinos han sido castigados por el aumento de las tarifas y del precio del transporte.

La política energética se cruza, como siempre, con la cuestión electoral. En este contexto, resulta bastante misterioso que desde el gabinete se haya promovido un debate sobre la posibilidad de cortes de energía que llegarían en verano. ¿Hacía falta comunicar con tanta antelación que esa luz, que ahora se paga más cara, podría también escasear? La jugada fue tan extraña que estimula los malos pensamientos. ¿Se trató de instalar ese fantasma para justificar más aumentos en el precio de los servicios?

Aun así, en la sala de máquinas del oficialismo planean una estrategia electoral diversificada. Se buscarán las asociaciones y los enfrentamientos más adecuados a la situación de cada provincia.

Milei pronunció ante la Asamblea General de la ONU un discurso disidente, en el que identificó multilateralismo con socialismo. No llegó al extremo de denunciar que la ONU es un títere de China. No por respeto a esa institución, sino a los chinos.

Milei tiene claro que sin el swap de reservas suministrado por China su plan cambiario volaría por los aires.

La Argentina votó igual que Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua, Rusia. Es decir, Milei se ubicó en la vereda de enfrente de, entre otros países, Estados Unidos, Alemania, Uruguay, Israel, Irlanda, España, Australia, Chile, Brasil, Paraguay, Ecuador e Italia.

Este alineamiento tan disparatado expresa, como es obvio, que el oficialismo no se disoció de la ONU sino de su propia plataforma ideológica. La pretensión de evitar “injerencias externas” forma parte del programa habitual de los populismos de derecha. Líderes tan lejanos a Milei como Vladimir Putin, o tan cercanos como el húngaro Viktor Orbán.

Si se observa bien, hay un tercer líder afín a estos prejuicios nacionalistas: El papa Francisco. Protagonista de la saga local por las duras declaraciones que realizó la semana pasada, Jorge Bergoglio tal vez siga siendo una referencia de primer plano para la disputa política de los próximos meses.

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